Pedro Sánchez defiende el preacuerdo con ERC como "un paso en la federalización de España"
El preacuerdo establece una especie de concierto económico para Cataluña, sacando a la comunidad del régimen común y permitiendo que asuma el 100% de la recaudación de los impuestos, además de las tareas de inspección, aportando una cuota de solidaridad -con el resto de autonomías- limitada, según el texto, al "principio de ordinalidad", el cual establece que una comunidad con más capacidad fiscal —es decir, más rica— no puede quedar por debajo de la media en ingresos disponibles una vez que se ha llevado a cabo el reparto de recursos.
El Gobierno reconoce que aún no está concretado el acuerdo con ERC
"Hablando de Emiliano", ha replicado el presidente del Ejecutivo, "la noticia sería que hiciera una rueda de prensa apoyando al Gobierno". "Esto es un magnífico preacuerdo para España y para Cataluña. Y todos los socialistas quieren ver a Illa como presidente de la Generalitat", ha insistido Sánchez.
Al igual que el día anterior, cuando se conoció el texto del preacuerdo entre el PSC y ERC para investir al socialista Illa como presidente de la Generalitat, al Gobierno, en este caso, a su presidente, le ha costado entrar a valorar en detalle el contenido de ese pacto que implica cambios de calado para el sistema de financiación autonómica y que de hecho, obliga a modificar en el Congreso la ley que la regula. Ese pacto depende de la votación, este viernes, de las bases de Esquerra.
Sánchez tampoco aclaró, a preguntas de los periodistas, si esa falta de concreción se debe a que están esperando a la validación de los militantes del partido independentista o si es que confían en poder cambiarlo o matizarlo, ya que ahora incluye posiciones que descartaban hace unos días.
Sánchez destaca el compromiso de ERC con la solidaridad interterritorial
El presidente ha calificado de "muy importante" que "un partido independentista" se comprometa "con la solidaridad interterritorial" - el cómo se materializaría ese compromiso es uno de los puntos más polémicos del pacto-; ha insistido en que el pacto para la investidura de Illa representa el entierro del procés y la "normalización" definitiva de la situación en Cataluña, tras recordar que cuando llegó al Gobierno, en 2018, heredó "la mayor crisis territorial de la historia de la democracia" española, con un "Parlamento que se rebela contra el orden constitucional, una declaración unilateral de independencia y una crisis que se llevó millones de euros de crecimiento económico", por lo que supuso el desafío independentista para la imagen "reputacional" de España.
Desde entonces, afirmó, el Gobierno había trabajado por "reconstruir los puentes" con Cataluña mientras que la derecha, que según criticó , "vive del agravio territorial", se dedicaba a denunciar que se rompía España y a hablar de golpes de Estado - "No sé cuántas veces se ha roto ya", declaró, con ironía, Sánchez-.
El presidente descarta que el acuerdo provoque problemas de convivencia en el resto de España
Preguntado por si le preocupaba que ese acuerdo con ERC -si finalmente se ejecuta en los términos conocidos hasta ahora- cambie los problemas de convivencia y malestar de sitio: de Cataluña al resto del país, el presidente ha asegurado que "lo que preocupa" a los ciudadanos son "las listas de espera en la Sanidad y en la dependencia" y descargó la responsabilidad en los gobiernos autonómicos: "Esto tiene mucho que ver con la administración de los territorios, que tienen mucho que hacer por el bienestar de sus ciudadanos. Suprimen impuestos a los ricos y luego piden más recursos al Gobierno central. Eso sí que es un atentado a la igualdad entre españoles. Lecciones de igualdad de quien quita impuestos a los ricos a quien se los pone a las grandes energéticas y la banca de este país no".
Sánchez ha asegurado que defiende "con pasión" ese preacuerdo con ERC porque está convencido de que "es bueno para Cataluña y para toda España", pero no aclarado en qué beneficia al resto de comunidades autónomas ni confirmó tampoco si otros territorios recibirían el mismo trato en caso de pedirlo. "Es una negociación bilateral la que se abriría con Cataluña y corresponde a un espacio multilateral la negociación y acuerdo del nuevo sistema de financiación autonómica".
En cuanto a la política internacional, Sánchez celebró el reconocimiento del estado palestino por parte de España y ha asegurado que el Gobierno sigue "con preocupación" la situación en Venezuela e insistió en que "es imperativa la transparencia en el recuento electoral. Para poder reconocer los resultados hay que poder verificar las actas de todas las mesas". También presumió de que España se haya convertido "en un referente del derecho internacional, con valentía, sin dobles, raseros, en Ucrania y en Gaza" y criticó el doble rasero de la derecha con el acogimiento de menores según sean refugiados ucranianos o africanos no acompañados.
El presidente, que el martes, tras su despacho con el Rey, evitó responder a preguntas al respecto por "respeto", describió este miércoles como un "no caso" la investigación del juez Peinado. "La Abogacía del Estado -que se ha querellado contra el magistrado- lo que hace es defender a la institución de la presidencia del Gobierno porque ha visto que se están atropellando derechos. Fue patético, bochornoso, ver a organizaciones ultras peleándose por quién entraba en La Moncloa". Sánchez ligó la polémica investigación a su esposa por un presunto delito de tráfico de influencias a la falta de argumentos de la oposición. "Si en economía no pueden decir nada [de 100 preguntas formuladas por el PP al Gobierno, ninguna fue la el ministro de Economía]; si en temas sociales tampoco, y aparta, tampoco es su sensibilidad, ¿qué pueden decir? Hablar del no caso. EL Gobierno gobierna y la oposición fabula".
Tras enumerar los buenos datos económicos, como que España crece un 2,9%, "muy por encima de las principales economías de la Unión Europea", o la cifra récord de ocupados (21,6 millones de trabajadores), Sánchez auguró "malos tiempos para los agonías" -en alusión a la oposición- y, parodiando la campaña electoral del PP del año pasado, aseguró que, pese a la "complejidad" parlamentaria - precisó el apoyo de seis partidos diferentes ,además de los que conformaron el Gobierno de coalición, para salir investido el pasado noviembre- este "no será un verano azul, ni el siguiente ni el siguiente" y dejó claro que tiene intención de agotar la legislatura. "Vienen tres años más de avances".