El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha rechazado de forma contundente la propuesta lanzada por Italia y que actualmente estudia la Comisión Europea de crear centros de deportación fuera de la Unión Europea para albergar a inmigrantes mientras esperan la resolución de sus solicitudes de asilo o repatriación.
Crítica de las organizaciones de derechos humanos
Esta idea, que ha sido duramente criticada por organizaciones de apoyo a los inmigrantes y defensoras de los derechos humanos, ya está siendo implementada en Albania por el gobierno ultraderechista italiano de Giorgia Meloni, y cuenta con el respaldo de gran parte de la derecha europea tradicional del PPE e incluso de algunos socialdemócratas como el británico Keir Starmer.
Posición de Sánchez
Sánchez, por su parte, ha manifestado su oposición rotunda a esta medida y se prepara para trasladarla en la cumbre de la UE que comienza este jueves en Bruselas. El presidente español considera que esta solución italiana no solo es un atentado grave contra los derechos humanos de los inmigrantes, que quedarían hacinados en otro país a la espera de su expulsión, sino que además tiene un coste muy elevado, como se está viendo en el caso italiano, y no resuelve el problema de fondo, ya que una vez finalizada su estancia prevista, si su país no acepta la repatriación, como suele suceder en la mayoría de los casos, hay que decidir dónde van porque no pueden permanecer indefinidamente en un campo de deportación.
Apoyo de la coalición de gobierno y otros partidos
La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha sido rotunda en su rechazo a esta idea, que ya no es solo de Meloni, sino que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, está sondeando para extenderla a otros países en el marco de una clara derechización de la política europea tras las últimas elecciones de junio. Sánchez está dispuesto a quedarse en minoría en este asunto si es necesario, pero su defensa de un discurso más progresista sobre la inmigración es de fondo y ya la expuso la semana pasada en un pleno del Congreso centrado en esta cuestión.
"España manifiesta su posición en contra [de los centros de deportación fuera de la UE]. Vamos a seguir defendiendo la aplicación humanitaria del pacto de migración y asilo, vamos a apostar por vías de migración seguras, con los países de tránsito y en contra de las mafias que explotan a estar personas. Con esta política ya se ha conseguido reducir el 40% de las llegadas", aseguró Alegría tras el Consejo de Ministros al ser preguntada por esta iniciativa que parte de Meloni, pero que ahora está incorporando Von der Leyen.
En este rechazo, el Gobierno de coalición del PSOE y Sumar puede contar además con la gran mayoría de sus socios parlamentarios, que la semana pasada criticaron la idea de Meloni. Tanto el PNV como Bildu, ERC, Podemos, Compromís, el BNG o Coalición Canaria rechazaron este planteamiento, y el único que no se pronunció con claridad es Junts, que tiene una posición dura sobre la inmigración.
Discurso de Sánchez en el Congreso
En ese pleno de la semana pasada, Sánchez ya dejó muy claro que no está dispuesto a seguir la ola de discurso migratorio duro que están adoptando otros líderes socialdemócratas europeos como el alemán Olaf Scholz ante la presión de la ultraderecha. Scholz ha ordenado recuperar los controles fronterizos dentro de la UE y políticas más duras de repatriación.
El jefe del Gobierno español, por el contrario, lanzó en el Congreso un discurso de fondo y con cifras para demostrar que, sin inmigración, Europa está condenada a la decadencia demográfica y al fracaso económico. Sánchez está convencido de que los progresistas europeos, cada vez más débiles y con menos gobiernos, deben dar la batalla para que no triunfe el discurso xenófobo de la ultraderecha y parte de la derecha tradicional que, según él, está basado en datos falsos y en una percepción irreal que lleva a que, por ejemplo, en España los ciudadanos crean que hay un 30% de inmigrantes cuando en realidad están en el 12%.
Sánchez también desmintió con cifras la vinculación entre inmigración y delincuencia que hace la ultraderecha y además apeló a la historia de España como país de emigrantes para tratar de evitar que la xenofobia entre en el país, como ya lo ha hecho con fuerza en otras naciones europeas.
Planes de integración
El presidente también prometió planes de integración para evitar los conflictos que se están viendo en algunos barrios y sobre todo para no acabar con los problemas de guetos y falta de cohesión que han tenido otros países, que en España son mucho menores.