Sánchez viaja a Barcelona para reunirse con Aragonés en una semana decisiva para la investidura de Illa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene previsto viajar este miércoles a Barcelona para reunirse con el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonés, en una semana decisiva para las negociaciones de investidura de Salvador Illa.

Este encuentro se produce tras las exigencias de la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, de gestos políticos por parte del PSC y el PSOE para que las negociaciones avancen. Este viaje, adelantado por La Vanguardia, es uno de los más relevantes en ese sentido.

Anteriormente, se concretó el compromiso político y económico para cumplir una parte de lo pactado con el traspaso de Rodalies, que se concretó la semana pasada y este lunes. Sin embargo, la parte más delicada, la financiación, aún no está cerrada, pero todos los movimientos indican que se está avanzando hacia un pacto que luego deberán refrendar las bases de ERC, un paso también complejo.

Acuerdos pendientes y financiación singular

Los presidentes Sánchez y Aragonés tienen previsto firmar algunos acuerdos sobre cuestiones pendientes entre ambos ejecutivos como gesto de confianza, según fuentes de la negociación.

Esta semana será decisiva: los plazos marcados por ERC obligan a acelerar las negociaciones para alcanzar un acuerdo antes de que termine julio, de forma que puedan votar sus bases con vistas a una investidura rápida en la primera semana de agosto, en lugar de agotar el plazo legal del día 26.

Rovira ha insistido en la necesidad de que los gestos también incluyan avances y calendarización de compromisos anteriores que no habían progresado. Por ejemplo, esta semana se dio un paso decisivo entre el Ministerio de Transportes y la Generalitat en el traspaso de Rodalies, los Cercanías catalanes.

Se está trabajando en otros gestos, aunque algunos tienen complicaciones técnicas, como la condonación del crédito del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), que supondría 15.000 millones para Cataluña y otros tantos para las demás autonomías, especialmente la Comunidad Valenciana, la más endeudada con este fondo estatal.

También está en marcha el traspaso pleno de la competencia de investigación y desarrollo prevista en el Estatut, con 150 millones de euros anuales.

Pero la madre de todas las batallas, el corazón de la negociación y lo que puede decantar la balanza hacia un lado u otro, es la fórmula para la llamada "financiación singular" de Cataluña, un término que ha utilizado abiertamente el propio Sánchez.

Esta mesa de negociación, que no cuenta con representantes del Gobierno, está siendo llevada por el PSC y ERC directamente en Barcelona. La distancia entre el Consorcio Tributario que ofrece el PSC, que permitiría recaudar impuestos, y el concierto económico solicitado por ERC, similar al vasco pero con una aportación de solidaridad interterritorial, es abismal.

ERC está presionando porque sabe que en el mundo independentista hay mucha presión para que no apoye a Illa como presidente, con Carles Puigdemont y Junts moviéndose para hacer descarrilar el acuerdo. Además, necesita que sus bases vean con buenos ojos el pacto o todo se iría al traste en la votación prevista.

El PSOE asume las críticas del PP

Por el contrario, el PSOE asume que el PP saldrá en tromba contra el acuerdo de financiación singular con ERC, si se logra alcanzar. Sin embargo, en La Moncloa confían en que puede pasar lo mismo que con el pacto de investidura de Sánchez, cuando se anunció la condonación de los 15.000 millones del FLA, que también fue criticado duramente por el PP y que ahora sus gobiernos están reclamando.

En el Gobierno asumen que, si hay pacto con ERC, habrá mucho ruido y algunos barones del PSOE también lo criticarán, pero confían en que al final se estabilizará la legislatura y se podrá abrir la puerta a los Presupuestos de 2025. Sin embargo, para eso faltan dos pasos muy difíciles: encontrar el pacto en financiación y que los militantes de ERC apoyen el acuerdo.