Prudencia extrema ante la reaparición de Puigdemont en Barcelona
El Gobierno y el PSOE han mantenido este jueves una \"prudencia extrema\" ante las escenas vividas en Barcelona tras la aparición y posterior desaparición del expresidente catalán y líder de Junts, Carles Puigdemont.
La prioridad de ambos era garantizar la investidura del socialista Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat, que se produjo finalmente sobre las 19:40 horas. Hasta ese momento, el Ejecutivo central y el aparato socialista optaron por el silencio absoluto debido a que el acuerdo con ERC se consideraba \"muy frágil y cualquier desliz podría echarlo al traste\".
Tras la votación, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otros miembros del Ejecutivo felicitaron directamente a Illa. Sin embargo, la oposición de derechas y extrema derecha no mostró ninguna condescendencia.
PP y Vox coincidieron en calificar la jornada como \"la de la humillación y el fin del Estado de derecho\" en Cataluña. El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, acusó directamente a Sánchez de \"ser el máximo responsable\" de lo sucedido y de \"dañar la imagen de España\" al \"sacar al Estado de Cataluña\".
La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, abundó en los mismos mensajes y denunció una \"humillación consentida y alentada por Pedro Sánchez\" que ha \"desarmado al país\" y lo ha dejado \"más indefenso\". La mayoría de los dirigentes populares siguieron las pautas marcadas desde Génova y reiteraron las acusaciones de \"humillación\" y \"espectáculo bochornoso\" hacia Sánchez.
Por su parte, el líder de Vox, Santiago Abascal, también responsabilizó a Sánchez de la no detención del \"golpista prófugo\" Puigdemont y le acusó de \"actuar como un miserable\" y de \"destruir el Estado de derecho\" al permitir que \"los criminales campen a sus anchas\".