Tochimilco, un 'pueblo viejo' que honra la tradición del Día de Muertos con altares únicos en Puebla

Tochimilco, un municipio ubicado a los pies del volcán Popocatépetl y a solo una hora de la capital poblana, es conocido como el 'pueblo viejo' por su profundo respeto por la tradición del Día de Muertos. Es un momento único en el que las familias se reúnen espiritualmente con sus difuntos para recibir sus almas y convivir durante unas horas a través de anécdotas, música, rezos y un altar dedicado a ellos.

Los altares de Tochimilco son una expresión única y característica de la comunidad. Son de forma piramidal, construidos con una estructura de madera forrada con papel blanco, y cuentan con cuatro niveles que representan el recorrido del alma hacia su salvación. El primero de ellos simboliza la tierra; el segundo nivel representa el paso de la vida a la muerte; el tercero refleja el limbo; y el cuarto y último, el cielo.

Los altares están decorados con papel picado hecho a mano en colores blanco y dorado, velas, dulces de azúcar y de alfeñique, panes salados y chocolate, además de cazuelas con guisos y bebidas. La tradición dicta que familiares y amigos cercanos del fallecido salgan a la calle a recibir el alma de su difunto a las 12 horas del 1 de noviembre, para guiarlo hacia el altar preparado a través de un sendero de flores de cempasúchil, acompañado del aroma de copal o incienso quemado en un sahumerio.

El significado del Día de Muertos en Tochimilco

Para los habitantes de Tochimilco, el Día de Muertos no es solo una celebración, sino un momento de profundo respeto y recuerdo hacia sus seres queridos fallecidos. Es una forma de mantener viva su memoria y honrar su legado. Los altares son una representación física de este respeto, ya que son un lugar donde las familias colocan las cosas favoritas de sus difuntos, como comida, bebidas y objetos personales.

El Día de Muertos en Tochimilco también es un momento de comunidad. Las familias y los amigos se reúnen para compartir historias, recuerdos y risas. Es una oportunidad para celebrar la vida y la muerte, y para recordar que incluso aquellos que ya no están con nosotros siempre estarán en nuestros corazones.

Tochimilco es un ejemplo de cómo la tradición del Día de Muertos sigue viva y vibrante en México. Es un testimonio de la importancia de la familia, la comunidad y el respeto por los difuntos.

Cita: