Historias de un expolio artístico: las intrigas tras la venta de tesoros medievales españoles a museos estadounidenses

Cartas y documentos hallados por el historiador del arte Francisco Prado-Vilar revelan las tramas ocultas detrás de la venta de valiosos tesoros medievales españoles a museos estadounidenses como el Museo Fogg de la Universidad de Harvard. Estas transacciones, llevadas a cabo durante las primeras décadas del siglo XX, estuvieron marcadas por la codicia, la presión y el engaño.

El papel turbio de Arthur Byne, el 'cazador de joyas'

Una figura clave en esta historia es el marchante de arte Arthur Byne, conocido por su desmedida ambición y su habilidad para rastrear y adquirir tesoros artísticos españoles. Actuando como un intermediario en la sombra, Byne se encargó de negociar la venta de piezas como la lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez, una obra maestra del siglo XI originaria de Sahagún (León), y las columnas del altar fundacional del mito jacobeo en Compostela.

La indignación española y la reclamación de su patrimonio

Estas ventas, a menudo realizadas sin los permisos necesarios y aprovechando la inestabilidad política de España, provocaron la indignación de las autoridades españolas. El historiador del arte Ricardo de Orueta, adalid del patrimonio español, denunció públicamente estas transacciones y lideró los esfuerzos para recuperar las obras vendidas.

Un acuerdo con sabor a negociación

Tras años de negociaciones y disputas diplomáticas, España logró recuperar algunas de las piezas vendidas, como la lauda de Alfonso Ansúrez. Sin embargo, esta devolución no fue gratuita: España tuvo que entregar otras obras de arte como compensación, entre ellas una columna del altar de San Paio de Antealtares.

El Guernica, testigo de una trágica historia

La historia de estas ventas quedó reflejada en la icónica obra de Pablo Picasso, el Guernica. Este cuadro, que llegó al Museo Fogg en 1941, compartió sala con la columna del altar jacobeo y otras obras de arte exiliadas por las guerras y la inestabilidad política. Juntas, estas obras formaron una instalación única que simbolizaba la trágica genealogía del expolio artístico.

Recuperando el pasado para proteger el futuro

La historia de estas ventas sirve como un recordatorio de la importancia de proteger el patrimonio cultural. Los esfuerzos de personas como Francisco Prado-Vilar y Ricardo de Orueta nos permiten recuperar y comprender los capítulos ocultos de nuestra historia y tomar medidas para evitar que se repitan en el futuro.