El trauma intergeneracional: Un estudio revela cómo las cicatrices del pasado se transmiten a través del ADN
Un reciente estudio de la Universidad de Yale está arrojando luz sobre un fenómeno inquietante: cómo el trauma severo puede dejar marcas epigenéticas en el ADN, transmitiéndose de generación en generación. La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, se centra en familias sirias expuestas a la violencia extrema, revelando que las experiencias traumáticas pueden alterar la expresión genética de los descendientes.
El impacto biológico de la violencia
La antropóloga Catherine Panter-Brick, de la Universidad de Yale, explica que «nuestro estudio documenta cómo el estrés y la violencia están dejando huellas en el cuerpo». Este hallazgo representa la primera evidencia concreta de que la violencia tiene la capacidad de modificar el genoma humano y persistir en las generaciones futuras. El equipo de investigación examinó 850,000 sitios de metilación del ADN, un proceso que modifica la expresión genética sin alterar la secuencia del ADN. En madres e hijos expuestos a la violencia, se identificaron 21 sitios con marcas epigenéticas alteradas. Además, en los nietos de mujeres que sobrevivieron a la masacre de Hama en los años 80, se encontraron modificaciones en 14 regiones del genoma.

El estudio, del que El Imparcial informa, incluyó a 48 familias sirias de tres generaciones, analizando muestras de ADN de 131 personas, incluidos niños, madres y abuelas. La comparación entre familias expuestas a la violencia y aquellas que emigraron antes de los conflictos reveló cambios epigenéticos significativos en el primer grupo. Este análisis sugiere que la exposición al trauma no solo tiene consecuencias psicológicas, sino también biológicas, que se transmiten a través de las generaciones.
Envejecimiento celular acelerado
Un hallazgo particularmente preocupante es que aquellos expuestos a la violencia mientras estaban en el vientre materno parecían envejecer más rápido a nivel celular. Si bien aún no se comprenden completamente las implicaciones de estos cambios en la salud, los científicos advierten que podrían influir en el desarrollo de enfermedades o trastornos a lo largo de la vida. Esta observación subraya la importancia de brindar apoyo y atención a las mujeres embarazadas en zonas de conflicto, ya que su bienestar tiene un impacto directo en la salud de sus hijos y las generaciones futuras.

La voz de las víctimas
Dima Hamadmad, coautora del estudio e hija de refugiados sirios, destaca que los participantes decidieron formar parte de la investigación por la preocupación que sentían por sus hijos y las futuras generaciones. Según Hamadmad, citada por El Imparcial, «más allá de eso, querían que sus historias de trauma fueran escuchadas y reconocidas». Esta declaración resalta la importancia de dar voz a las víctimas de la violencia y de reconocer el impacto duradero del trauma en sus vidas.
Implicaciones para el futuro
Los autores del estudio enfatizan la necesidad de continuar investigando los efectos a largo plazo de la violencia en la genética humana. Este conocimiento, según los investigadores, podría ayudar a comprender mejor los ciclos intergeneracionales de trauma, abuso y pobreza en diversas partes del mundo. Connie Mulligan, coautora del estudio, señala, según El Imparcial, que saber que la violencia deja huellas en el ADN y se hereda podría generar más empatía en la sociedad y mayor atención por parte de los legisladores.
Posibles aplicaciones del estudio
- Comprensión de los ciclos intergeneracionales de trauma.
- Desarrollo de intervenciones para mitigar los efectos del trauma.
- Mejora de las políticas públicas para apoyar a las víctimas de la violencia.
¿Qué sigue?
La investigación de la Universidad de Yale abre nuevas preguntas sobre cómo los eventos traumáticos pueden influir en la evolución humana y la salud mental de las generaciones futuras. Es crucial que la comunidad científica continúe explorando estos temas para comprender mejor los mecanismos biológicos subyacentes al trauma intergeneracional y desarrollar intervenciones efectivas para romper estos ciclos de sufrimiento. Además, es fundamental que los gobiernos y las organizaciones internacionales trabajen juntos para abordar las causas fundamentales de la violencia y brindar apoyo a las víctimas, con el fin de prevenir la transmisión del trauma a las futuras generaciones. El estudio ofrece una perspectiva crucial sobre el impacto duradero de la violencia y la necesidad de un enfoque integral para abordar este problema global. Según Carolina García (2025), autora del artículo en El Imparcial, los hallazgos invitan a la reflexión sobre las consecuencias del trauma y la urgencia de implementar medidas de apoyo a las poblaciones afectadas.