DeSantis ha centrado buena parte de su campaña en movilizar al numeroso electorado evangélico conservador de Iowa, tomando una posición fuertemente conservadora en temas culturales y cuestionando la confiabilidad de Trump en asuntos como el aborto y los derechos LGBTQ. Sin embargo, parece enfrentar un desafío aún mayor que en el pasado, con Trump consolidando su posición entre los evangélicos, a pesar de las críticas.

La coyuntura política actual refleja una división educativa entre los evangélicos republicanos, con Trump atrayendo a aquellos sin educación universitaria mucho más que a los graduados, replicando un patrón que ya había sido evidente durante su primera campaña presidencial. Este fenómeno subraya un conflicto más amplio en el GOP sobre los mensajes clave relacionados con cambios culturales y demográficos en la era de Trump, que resuena en particular con los evangélicos sin grado universitario.

Con el contexto electoral caldeado, Trump sigue siendo visto por muchos en esta comunidad como el defensor de los 'valores tradicionales' estadounidenses contra las fuerzas percibidas como adversas. La lealtad hacia Trump parece fuerte, pero los caucuses de Iowa revelarán cuán profundo es el vínculo luego de tres años fuera del poder y si puede ser la clave para su nominación en 2024.