Los pasajeros relataron escenas angustiantes mientras evacuaban el avión envuelto en llamas. Uno de ellos mencionó que el humo llenó rápidamente la cabina, mientras otro admitió haber pensado que no sobreviviría. La intensidad del fuego dificultó la visibilidad dentro del avión, generando temor entre los ocupantes.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, expresó sus condolencias por los miembros de la Guardia Costera fallecidos, resaltando su alto sentido de responsabilidad en las zonas afectadas.
El incidente ha provocado la anulación de vuelos domésticos en el aeropuerto Haneda, mientras se mantiene la operatividad de la mayoría de los vuelos internacionales.