José Luis Rodríguez Zapatero se convierte en protagonista del debate sobre Venezuela

El ex presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha visto envuelto en la polémica suscitada en el Senado tras el debate sobre las elecciones venezolanas. La portavoz del Partido Popular (PP), Alicia García, ha acusado a Zapatero, quien acudió como observador internacional a las elecciones celebradas el pasado 28 de julio, de cumplir un "nefasto papel como cooperador con todas las atrocidades del régimen chavista". Además, García ha acusado al Gobierno español de servir de "cómplice por su connivencia encarnada en Zapatero".

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha defendido la labor de Zapatero, afirmando que realiza desde hace años "una labor que el Gobierno valora y aprecia y también la oposición" venezolana. Albares ha añadido que Zapatero "ha participado en muchos diálogos, en muchas mediaciones y en muchas liberaciones de presos políticos".

El debate en el Senado ha estado marcado por la figura de Zapatero, pero no ha sido el único motivo de disputa. El propio formato del debate ha sido objeto de polémica, ya que los populares sostienen que obligaron a comparecer a Albares, mientras que este alega que fue él quien pidió hacerlo ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos.

El frustrado viaje de senadores del PP a Caracas

También ha generado controversia el frustrado viaje a Caracas de una delegación de senadores del Grupo Popular, que fueron expulsados a su llegada al aeropuerto de Maiquetía. García se ha quejado de que el embajador no se desplazara al aeropuerto para atenderlos, mientras que el ministro ha recordado que lo hizo el cónsul general.

Más allá de estas escaramuzas, el PP ha intentado que el jefe de la diplomacia española calificara de "fraude" el resultado de las elecciones venezolanas, en las que la Comisión Nacional Electoral (CEN) dio por ganador a Nicolás Maduro con el 51% de los votos, y reconociera al candidato de la oposición, Edmundo González, como presidente electo, tal y como ha hecho Estados Unidos.

Albares ha evitado dar este paso, argumentando que España apuesta por "mantener abiertos los canales de interlocución con el Gobierno [de Maduro] y con la oposición". Uno de esos canales es precisamente Zapatero, quien, según fuentes diplomáticas, podría actuar como mediador si se abre paso la negociación que propugnan los gobiernos de Brasil, México y Colombia.

"Lo que queremos es que la solución a la crisis sea entre venezolanos y venga del diálogo, [así que] bienvenido todo aquel que desde la responsabilidad y la prudencia, algo que desconoce totalmente el Partido Popular, se sume a ayudar al Gobierno en esa tarea", ha añadido Albares.

El jefe de la diplomacia española ha explicado que este mismo lunes habló con su homólogo venezolano, Yván Gil, y con los líderes de la oposición, Edmundo González y María Corina Machado. Ante la insinuación de que lo hizo solo para preparar su comparecencia parlamentaria, ha revelado que fueron estos dos últimos quienes solicitaron la conversación y que han escrito al presidente Sánchez y a él mismo agradeciendo la posición de España.

De momento, el jefe de la diplomacia española se mantiene en la exigencia que ya formuló el 29 de julio: que el Gobierno chavista haga públicas las actas de todas las mesas electorales.

La situación de Venezuela será analizada, a petición de España, en la reunión informal que los ministros de Exteriores de la UE celebrarán los días 29 y 30 en Bruselas, aunque las fuentes consultadas sostienen que el plazo para alcanzar una solución a la crisis concluye el 10 de enero. Ese día deberá tomar posesión el nuevo presidente venezolano y, alegan las mismas fuentes, la UE no reconocerá otro mandato presidencial de Maduro si no acredita documentalmente su supuesta victoria electoral.

Mientras tanto, la principal preocupación está en la ola represiva que el régimen ya ha desatado contra la oposición.