El ELN asesta un duro golpe al Gobierno de Gustavo Petro y a su proyecto de "paz total"

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha puesto en serios aprietos un proceso de paz, esta vez con el gobierno de izquierda de Gustavo Petro, con el que se creía que tenía afinidades.

En un intento por reanudar los diálogos con el ELN, el gobierno del presidente Gustavo Petro preparaba un decreto para cambiar la denominación de esta guerrilla, catalogada por ley como grupo armado organizado (GAO), un rótulo que le incomoda porque se siente encasillada junto con otras bandas criminales.

El borrador del decreto añade el término "rebelde", por lo que pasaría a ser una "organización armada rebelde". El ELN había establecido esta condición para continuar las negociaciones. Sin embargo, ni siquiera eso pudo contener su naturaleza belicista y atacó una base militar en Puerto Jordán (Arauca).

Un escenario desafiante

El atentado se produce en un contexto de virulentos discursos del presidente, en los que califica de nazis a políticos opositores y periodistas, y ve más maldad en ellos que en los miembros del ELN, un grupo que ha dejado claro desde sus inicios que solo alcanzará sus objetivos mediante el derramamiento de sangre.

Petro ha criticado duramente las altas cortes, acusándolas de dictar fallos poco rigurosos; al Congreso de la República, por supuestamente sabotear sus iniciativas; a los periodistas, tachándolos de mafiosos; al Consejo Nacional Electoral (CNE), tratándolo de golpista; y a los empresarios y banqueros, a quienes acusa de opresores y esclavistas.

La estrategia de paz de Petro

Frente a la actitud violenta del ELN, resuenan los postulados del teórico prusiano de la guerra Carl Von Klausewitz, quien defendía que la fuerza enemiga no solo debía ser destruida físicamente, sino también, y quizás más importante, moralmente. Sin embargo, ningún presidente de Colombia, incluido Petro, ha logrado esto hasta ahora.

El gobierno de Petro no ha asestado ningún golpe significativo al ELN que apunte a su destrucción o a debilitar su voluntad beligerante, un objetivo estratégico en cualquier conflicto armado.

El propio Petro admitió en su declaración del martes por la noche que el ELN había acabado con el proceso de paz "con sangre", y hasta el miércoles por la mañana no se conocía una decisión oficial sobre el futuro del proceso de paz con esta guerrilla.

Petro recordó lo sucedido durante el gobierno del expresidente Iván Duque, cuando el ELN perpetró un atentado terrorista contra la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander en Bogotá, asesinando a 22 cadetes. En aquella ocasión, el ELN utilizó un coche bomba; esta vez, construyó una plataforma en un camión volquete desde la que lanzó varios cilindros explosivos contra la base militar, matando a dos soldados e hiriendo a otros 25.

El fortalecimiento del ELN

El ELN no ha recibido ningún golpe contundente desde la operación Anorí, cuando estuvo a punto de ser aniquilado por el Ejército Nacional. Sus líderes han muerto de viejos en el monte o escondidos en Cuba (y ahora en Venezuela). Hasta ahora, este grupo armado organizado ha visto los procesos de paz propuestos por diferentes gobiernos como una oportunidad para fortalecerse y chantajearlos, no como una opción de supervivencia ante la manifiesta superioridad del Estado.

Esta actitud se vio especialmente reforzada por las decisiones del gobierno de Petro, que comenzó su gestión destituyendo a numerosos altos oficiales expertos de las Fuerzas Armadas y la Policía. Es evidente que las Fuerzas Armadas han disminuido sus esfuerzos y perdido la iniciativa militar. El ELN tomó la delantera, incluso llevándose el lujo de ejecutar paros armados en el Chocó y emprender otras acciones terroristas a pesar de estar en la mesa de diálogo. Además, el gobierno renunció a los bombardeos.

Por otro lado, la obsesión del presidente Petro por lograr una "paz total" fue vista por el ELN como algo muy beneficioso para sus intereses. Mientras el presidente les tendía la mano, la guerrilla hacía cálculos para fortalecerse y aseguraba que no abandonaría las armas. La supuesta coincidencia de objetivos entre ambas partes resultó ser muy frágil.

"Este proceso de paz, construido con la participación de la sociedad para recoger las expectativas de cambio de las mayorías, puede abrirse o concluir en un proceso constituyente", había declarado el líder del ELN, Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias "Antonio García", al clausurar el VI Congreso Nacional del ELN en junio pasado.

Sin embargo, a principios de septiembre, el consejero comisionado de paz, Otty Patiño, reconoció abiertamente la situación con esta guerrilla: "Los diálogos están agonizando", afirmó.

El balance hasta ese momento indicaba que solo se había avanzado en una mesa de diálogo y se había pactado un cese al fuego bilateral, nacional y temporal (el primero logrado hasta ahora con el ELN), y nada más.

Desde que finalizó el cese al fuego con el ELN, se han registrado más de 15 atentados contra oleoductos en Arauca; la semana pasada atentaron contra una garita e hirieron a dos soldados; y en Saravena asesinaron a dos policías en lo que podría ser un plan pistola. Esta situación recuerda la promesa de campaña del entonces candidato Petro, según la cual "a los tres meses de ser presidente, se acaba el ELN en Colombia porque hace la paz".