Los postes y el mobiliario público de Medellín han sido utilizados tradicionalmente como una vitrina publicitaria en la que se pueden ver ofertas que incluyen afiliaciones a EPS, empleos en "reconocidas empresas" y, por supuesto, el respectivo pitoniso que promete "ligar y postrar a sus pies al ser amado".

Aparece polémica por letreros

Recientemente, en postes, bancas y canecas de basura de El Poblado han aparecido unos avisos de protesta silenciosa pero agresiva con los cuales algunos habitantes de la ciudad expresan su indignación ante hechos como los escándalos de explotación de niños, niñas y adolescentes en los que se han visto involucrados extranjeros.

Sin embargo, también hay otros mensajes que son una especie de queja de los residentes de la ciudad porque consideran que la proliferación de extranjeros ha encarecido el costo de vida en alimentos, comercio o arriendos.

Una mañana diferente

Desde la mañana, en la calle 10 y el Parque Lleras, se empieza a ver la oferta y demanda de servicios personales y en las aceras, pese a la hora, ya hay familias indígenas pidiendo una moneda o vendiendo sus vistosos collares. La oferta de rumba ha dado paso a la de desayunos preparados en locales, en los que también desde temprano sale la estridente música que ensordece el sector y a los vendedores ambulantes.

De pronto, una pegatina colocada en un semáforo diagonal al Parque de El Poblado lanza un mensaje corto pero contundente: "No gringos. Impidan que los colonizadores inflen los precios".

Más arriba, sobre la calle 10, aparece otro cartel, en inglés y en español, que pegado en un poste les manda un duro mensaje a los turistas. Más adelante, en el acceso a la descontrolada zona del Lleras, hay otro en inglés, más contundente, que se traduce: "No llames turismo a tu pedofilia".

Adentro de la zona de rumba aparece otro adhesivo que, usando los colores de la bandera estadounidense y parafraseando el lema de campaña de Donald Trump, dice en inglés: "Make Medellín great again" (Hagan a Medellín grandioso otra vez).

¿Los letreros los están quitando?

Aunque la "pegatón" de carteles dataría de las épocas del escándalo que involucró al infame turista estadounidense Timothy Livingston (que hasta ahora sigue prófugo de las autoridades colombianas), la más reciente se dio esta misma semana. El pasado martes, un grupo de tres personas, dos hombres y una mujer, hicieron las pegas en los postes de la zona.

Lo particular del asunto es que, pese a que en los postes y en la señalética hay publicidad de todo tipo, incluso de "salas de masajes" y hasta de servicios sexuales, la presencia de los carteles contra los turistas habría derivado en que las corporaciones Barrio Provenza y Corpolleras los retiraran para supuestamente evitar problemas que causen afectaciones a los negocios de la zona.

Consultada por este medio, la vocera de Barrio Provenza, Juanita Cobollo, dijo que allí dichos carteles no han sido pegados. Y aunque indicó que sí se habían retirado algunos adhesivos y carteles de los postes y la señalética de la zona, aclaró que estos los retiró personal de ornato y que se trataba de algunos mensajes que ofrecían servicios incluso por código QR.

Una voz con autoridad

Frente a este tema, el secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa, señaló que este tipo de expresiones de protesta se han visto sobre todo en las comunas donde se han dado capturas de turistas extranjeros inmersos en casos de explotación infantil como El Poblado o Aranjuez.

Eso sí, Villa instó a la comunidad a no llegar a las vías de hecho para evitar afectar a los "buenos" turistas que, según él, son la gran mayoría, y a su vez no afectar este importante renglón económico.

"Está bien pedir que los turistas respeten las normas y a los moradores de la ciudad. Pero no queremos que el turismo se ahuyente ni que la inversión en este renglón disminuya. Queremos es hacer las cosas al derecho y conforme a la norma. Porque a quien haga las cosas indebidas, quien recurra en prácticas delictivas o contrarias a la convivencia de los residentes, debe caerle el peso de la ley y ser expulsado", apuntó Villa.

Opiniones encontradas

Para el antropólogo Gregorio Henríquez, pese a que la mayoría de los turistas vienen a disfrutar de la oferta que tiene Medellín y no a involucrarse en actividades ilegales, hoy existe un estigma contra los ciudadanos extranjeros por lo que ha pasado con algunos de ellos.

"Creo que en esa generalización hay una responsabilidad de los medios y de cómo han canalizado la información sobre estos temas, porque a raíz del cubrimiento de estos acontecimientos se ha creado el concepto de un monstruo", explicó el académico.

Para Henríquez, los carteles son la materialización de una xenofobia que puede derivar en un freno al turismo del que hoy vive una parte importante de la población de la ciudad.

"¿Quién quiere estar en una ciudad en la que una vez empezás a hablar te hacen señalamientos?"

El antropólogo señala que estas situaciones podrían derivar en ataques físicos a los turistas, por lo que instó a las autoridades a que hagan pedagogía de que si bien se habla de estos casos, la estadística de extranjeros involucrados en ellos es muy baja. También indicarles a las personas que en vez de insultar a estas personas, lo mejor que pueden hacer es denunciar cuando vean comportamientos contra la ley que involucren turistas.

Una comerciante de la zona se sumó a lo dicho por Henríquez y lanzó una pregunta: "¿Dónde están los papás de esas niñas que uno ve por aquí haciendo esas cosas?".

Mientras la discusión se da, los carteles siguen pululando de a poco por la zona y ya incluso se han visto algunos en Envigado, ahora ya se ven pintas en parte del mobiliario público.

Una de ellas, ubicada debajo de la imagen de la Virgen de Lourdes que hay en el Parque Lleras, tiene un fuerte mensaje que dice: "Si estás buscando chicas menores de edad, te estamos observando".