El gobierno del presidente Gustavo Petro avanza a dos velocidades en la construcción del "gran acuerdo nacional" propuesto hace más de un año: con los sectores empresariales y económicos, algunos de los cuales han sido blanco frecuente de las críticas del primer mandatario, hay avances clave, mientras que en el plano político aún no se pasa de la fase de primeros diálogos, ahora potenciados por la llegada de Juan Fernando Cristo al Ministerio del Interior.
Avances con el sector empresarial
La semana comenzó con el acuerdo entre el Ejecutivo y los bancos privados para lograr una alternativa a la propuesta presidencial de las inversiones forzosas. En vez de recurrir a la vía legislativa, cuyo destino era incierto, se logró que los bancos voluntariamente fijaran mayores recursos para créditos en distintos sectores priorizados.
“Se acordó asignar un mayor crédito a las actividades productivas de la vivienda, mejoramiento de vivienda, industria y manufactura, la agricultura y el turismo. Son los sectores a los que vamos a dirigir mayores recursos de crédito que la banca privada ha aceptado asignar”, dijo el presidente Petro en rueda de prensa, en la que se anunció que en total serán 55 billones de créditos bancarios en dichos rubros.
A su vez, Jhonatan Malagón, presidente de Asobancaria, destacó que el acuerdo blinda el uso de los recursos: “Aunque utilizaremos todos los instrumentos de planificación, van a ser recursos que se entreguen con lógicas de mercado”, dijo Malagón, que calificó el acuerdo como “un mensaje de confianza”.
Lo logrado este martes demuestra que construir sinergias, incluso desde puntos de partida claramente opuestos, es posible. Fue un entendimiento entre Gobierno y sectores empresariales que ya se había manifestado con la ‘Misión Guajira’, en la que la alianza del Ejecutivo con el Grupo Aval, Promigás y Grupo Prisa, ha llevado calidad de vida a una de las regiones más pobres del país. Las plantas potabilizadoras, pozos y molinos de vientos benefician ya a más de 300 familias en el departamento.
En ambos casos hay un común denominador: el tono del diálogo entre la Casa de Nariño y los empresarios. Más allá de los ruidos externos, incluso los generados desde el mismo despacho presidencial, los canales de comunicación siempre se han mantenido abiertos y en términos de respeto y apertura. Un tono en el que ha sido clave, desde las toldas oficiales, el papel jugado por la directora del Dapre y una de las funcionarias más cercanas al primer mandatario, Laura Sarabia, y por el asesor en temas económicos, Juan Fernández.
Retos en el plano político
En el plano político, el ministro Cristo tiene más llegada que su antecesor, Luis Fernando Velasco, a sectores políticos más críticos del gobierno Petro, y su claro compromiso con las vías institucionales para sacar adelante las reformas planteadas por Petro ha abierto espacios que ya no tenía Velasco, mucho más después de que su nombre empezó a figurar también en el escándalo de la UNGRD.
Sin embargo, a diferencia de Sarabia, Cristo no ha logrado evitar que las salidas públicas del Presidente desanden el camino ya recorrido para eventuales acercamientos con sectores que no son cercanos a esta administración.
De hecho, dirigentes opositores y analistas mantienen la tesis de que la llegada de Daniel Rojas al Ministerio de Educación y la polémica injerencia del Ejecutivo en la designación del rector de la Universidad Nacional fueron una jugada del presidente Petro para mover la idea del ‘poder popular’ y la constituyente por fuera del área natural de su ministro de la política.
En diálogo con este diario, el ministro Cristo aseguró que el acuerdo nacional a nivel político se “trata fundamentalmente de garantizar seguridades a la sociedad colombiana, garantizar estabilidad institucional, bajar el tono del debate y buscar unos mínimos consensos en la sociedad”.
En este sentido, ha llevado a cabo encuentros con las bancadas y otros sectores en ese afán de construir el acuerdo nacional. En el último mes y medio, desde que llegó al Ejecutivo, su agenda ha estado centrada en ese sentido; incluso, más allá del impulso de los proyectos, al que también ha brindado un tiempo importante de socialización, también con miras de construir confianzas entre los partidos.
Opinión de los analistas
Para la profesora Patricia Muñoz Yi, directora de posgrados de ciencias políticas de la Pontificia Universidad Javeriana, el tema ha sido en gran parte las brechas ideológicas entre los sectores.
“Las dificultades en los procesos de diálogo y concertación con los sectores políticos han estado marcadas por posiciones ideológicas donde no ha habido avances en proceso de concertación”, indicó la académica, que resalta que buena parte de las dificultades vienen desde el propio gobierno.
Un punto en el que coincide con el profesor **Yann Basset**, quien también señala que en el juego de la política a la oposición le resulta rentable marcar distancias frente a una administración que enfrenta dificultades.
En cambio, los académicos señalan que el éxito que han tenido los acercamientos con sectores empresariales tiene mucho que ver con el pragmatismo con el que han abordado la discusión.
La profesora Muñoz destaca la forma en que los sectores económicos han desarmado la rigidez impuesta desde el Gobierno en sus propuestas. Apuntó sobre todo a que hubo margen de maniobra en la propuesta de las inversiones forzosas, pues terminó siendo un tema de voluntariedad. Aunque también destacó la forma en que desde el Ejecutivo se utilizaron las herramientas del poder para comenzar en una propuesta drástica y terminar en un acuerdo.
Por su parte, Basset destacó que parte del éxito se debe a la metodología común que se ha tenido en la mayoría de las discusiones de los aspectos económicos. Se han llevado a cabo “negociaciones sectoriales sobre temas específicos con organizaciones sociales o económicas y gremios”.
Miguel García, codirector del observatorio de Democracia de la Universidad de los Andes, advierte en todo caso que aún hay que ver la consolidación de esos acuerdos.