El robo de cables de cobre se ha convertido en un problema grave en Bogotá, dejando a más del 70% de los barrios sin conexión a internet de manera intermitente, en intervalos que a veces superan las 12 horas.

¿Quiénes están detrás del robo de cables de cobre?

Detrás del robo de cables de cobre hay una red de delincuentes que incluye carretilleros, habitantes de calle, recicladores, chatarreros y hasta bandas organizadas. Estos delincuentes se aprovechan de las obras de construcción y la falta de planificación en la ciudad para robar los cables de cobre, que luego venden a chatarreras.

¿Por qué es tan rentable el robo de cables de cobre?

El cobre es un metal muy valioso, y su precio ha fluctuado en los últimos años, lo que lo ha hecho aún más atractivo para los delincuentes. Una tonelada de cobre se cotiza actualmente entre 8.000 y 9.000 dólares.

¿Qué consecuencias tiene el robo de cables de cobre?

El robo de cables de cobre tiene graves consecuencias para la ciudad. Además de dejar a los ciudadanos sin conexión a internet, también puede provocar cortes de energía y daños a la infraestructura de las telecomunicaciones.

¿Qué se está haciendo para combatir el robo de cables de cobre?

Las autoridades están tomando medidas para combatir el robo de cables de cobre. En 2023, se realizaron 50 operativos que resultaron en la captura de 410 individuos por el delito de receptación. También se allanaron 83 chatarrerías, de las cuales 10 fueron cerradas por participar en el negocio de comercialización de cobre.

El problema del robo de cables de cobre no se limita a Bogotá

El robo de cables de cobre no es un problema exclusivo de Bogotá. Se trata de un delito dinámico que se mueve por todo el país. Según Andrés Nieto, exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, el robo de cobre ha tenido un crecimiento del 152% en los últimos años.

El internet es un servicio esencial

Las compañías de telecomunicaciones insisten en que el internet es un servicio esencial que puede impactar la vida de los ciudadanos. El robo de cables de cobre no solo es un delito, sino también un ataque a un servicio vital que está inmerso en todas las esferas de la vida humana.