El duro adiós de un hombre que decidió someterse a la eutanasia en Colombia

La historia de Javier Acosta, un hombre que decidió someterse a la eutanasia en Colombia, ha conmovido a miles de personas en el país. Acosta, quien quedó en silla de ruedas tras un accidente de tránsito, luchó durante años contra una bacteria que le afectó inicialmente el glúteo izquierdo y que luego se extendió a otras partes de su cuerpo.

Tras varios intentos fallidos de tratamiento, Acosta fue diagnosticado con cáncer en la sangre y decidió poner fin a su sufrimiento. El procedimiento se llevará a cabo este viernes al mediodía.

Una vida marcada por el dolor

Acosta narró que todo comenzó con una pequeña roncha que luego se convirtió en una llaga que carcomía su piel, tejidos y huesos. A pesar de los tratamientos médicos, la infección se fue extendiendo y su vida se convirtió en una pesadilla.

Pasaba más tiempo en el hospital que en su casa y tuvo que someterse a varias cirugías, pero ninguna logró detener el avance de la enfermedad. "Me tuvieron que raspar el glúteo izquierdo y me pusieron un injerto, pegó bien, pero luego se pasó al derecho", contó.

La decisión de la eutanasia

Tras recibir el diagnóstico de cáncer, Acosta decidió que ya no podía seguir luchando contra el dolor y el sufrimiento. Optó por la eutanasia como una forma de descansar y encontrarse con sus seres queridos que ya habían fallecido.

"Allá me encontraré con mis abuelas y amigos", expresó con tristeza, pero también con resignación.

Un adiós conmovedor

Antes de someterse al procedimiento, Acosta se despidió de su hija y trató de dejar todo en orden. Se tomó el tiempo para reflexionar sobre su vida y agradeció el apoyo de las personas que lo acompañaron en su camino.

Su historia ha generado un debate sobre la eutanasia en Colombia, un país donde este procedimiento aún es ilegal. Sin embargo, el caso de Acosta ha puesto sobre la mesa la necesidad de discutir y regular esta práctica para garantizar el derecho de las personas a morir dignamente.

La eutanasia es un tema complejo y controvertido, pero la historia de Javier Acosta nos invita a reflexionar sobre la importancia de respetar las decisiones de las personas que sufren enfermedades terminales y que buscan poner fin a su sufrimiento de manera digna.