Las ciudades no están diseñadas para niños, la perspectiva de los pequeños es diferente

Un experimento social realizado por el diario El Tiempo ha revelado que las ciudades no están diseñadas para los niños, sino para los adultos. 

Utilizando un periscopio inverso, que reduce la línea de visión a 95 centímetros, el experimento demostró que los niños tienen una perspectiva muy diferente de la ciudad. 

Desde esa altura, los rostros de las personas desaparecen, solo se ven piernas, traseros y cinturas. Las señales de tránsito y los elementos llamativos son difíciles de ver, lo que hace que la ciudad sea confusa y abrumadora para los niños.

Un diseño deficiente para los más pequeños

Según la ingeniera y urbanista Lina Quiñones, el diseño de Bogotá, y de muchas otras ciudades, está concentrado en los vehículos automotores, lo que dificulta la movilidad de los niños.

Además, Quiñones señala que las intervenciones de diseño para mejorar la seguridad de los niños suelen ser localizadas y no están presentes en toda la ciudad.

La perspectiva de los niños

La ingeniera civil y urbanista María Fernanda Ramírez explica que los niños tienen una perspectiva diferente debido a su altura. Entre más abajo está la línea de visión de una persona, las proporciones de los objetos se distorsionan más.

Ramírez señala que los niños ven los objetos grandes, pero no los perciben como peligrosos. La percepción del peligro y la mitigación del riesgo son algo que se aprende a medida que la persona crece y madura.

Ciudades más inclusivas

Ramírez aclara que pensar en una ciudad diseñada para niños no significa instalar parques y elementos de juego en los andenes. La idea es percibir la ciudad de otra manera para que los diseños sean realmente inclusivos y permitan a los niños explorarla y transitarla de manera segura.

Señales a alturas menores y rampas de menor pendiente son ejemplos de una infraestructura a una escala adecuada para los niños.

El impacto en las personas que cuidan de los niños

La líder de movilidad sostenible de Despacio agrega que el impacto de este tipo de infraestructura no solo hace las ciudades más accesibles, sino que también reduce los niveles de estrés y ansiedad de las personas que cuidan de los niños.

Considerar las necesidades de los niños en el diseño de las ciudades no solo es importante para su seguridad y bienestar, sino también para mejorar la calidad de vida de las personas que los cuidan.