El EMC se divide en dos facciones y el diálogo de paz en Colombia enfrenta un nuevo desafío

El proceso de paz en Colombia enfrenta un nuevo desafío a medida que el autodenominado Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC, se divide en dos facciones. Por un lado, los frentes de Cauca, Nariño, Valle y Amazonía, que representarían el 53% del grupo, rompieron las negociaciones y optaron por una estrategia de confrontación. Por otro lado, los frentes de los Llanos orientales, Catatumbo y Antioquia, liderados por 'Calarcá Córdoba', se mantienen en la mesa de diálogo.

Tensiones internas y división del EMC

La división se produjo tras varios hechos de violencia protagonizados por un frente del EMC en Cauca, que atentó contra una comunidad indígena y dejó una víctima mortal. Como respuesta, el presidente Petro suspendió el cese al fuego en Cauca, Valle y Nariño, pero no lo hizo en Guaviare, donde se presume que actúa Iván Mordisco, el jefe disidente que abandonó la negociación.

El futuro del cese al fuego

El principal escollo de esta quinta ronda de negociaciones será definir el futuro del cese al fuego, que expira el 16 de agosto. El gobierno debe terminar el cese con las estructuras con las que ya no negocia y, al mismo tiempo, extenderlo a las estructuras que permanecen en la negociación. También deberá dejar claro qué considera como violaciones graves al cese y cómo responderá ante ellas.

La agenda de diálogos

Otro punto clave es establecer la agenda de diálogos. Para el Ejecutivo, este proceso no puede buscar lo mismo que ya se negoció con las antiguas FARC en La Habana, ya que las disidencias no representan ni el 20% de lo que fue la guerrilla en su momento. La agenda debe incluir compromisos en cuanto al respeto a la población civil y los antiguos combatientes de las FARC que cumplieron el Acuerdo de Paz.

Representatividad y apoyo popular

También surgen dudas sobre la representatividad de los frentes que se mantienen en el proceso de paz. Según el gobierno, representarían alrededor del 47% de los que inicialmente se sentaron a negociar. Sin embargo, otros sectores afirman que no alcanzarían a sumar el 10%. Esto podría afectar la imagen política y la fuerza electoral del proyecto de Petro en las regiones que más lo apoyaron durante su elección.

El éxito de este nuevo ciclo de negociaciones dependerá de la capacidad del gobierno para recomponer el ambiente, abordar las preocupaciones de las partes y definir una agenda clara que conduzca a un acuerdo de paz estable y duradero.