Arabia Saudita se enfrenta al déficit fiscal

El gigante petrolero Saudi Aramco, empresa más grande del mundo por valor de mercado, repartirá este trimestre más de 31.000 millones de dólares (28.840 millones de euros) entre sus accionistas, para sumar más de 115.000 millones de euros en todo 2024. Esta promesa para el año en curso está relacionada con el déficit fiscal previsto por Arabia Saudí, titular de más del 98% de las acciones de la energética. Además, el país está inmerso en un colosal plan de diversificación de su economía.

En los tres primeros del año, según las cifras publicadas este martes, Aramco vio reducido su beneficio neto en un 14%, hasta algo menos de 27.300 millones de dólares. Todo ello, pese a la "mejora en las condiciones del mercado mundial, con unos mayores precios del crudo".

El presidente y consejero delegado, Amin H. Nasser, pone el foco en dos actividades para dejar de depender tanto de la extracción de crudo: la venta de gas natural y la expansión de su negocio de refino.

¿Cómo afecta el precio del crudo a Arabia Saudí?

El dinero procedente de la mayor petrolera del mundo es vital para las finanzas públicas saudíes, que acumulan ya seis trimestres consecutivos en números rojos y cuyo déficit superará los 21.000 millones de dólares este año. La deuda pública, en cambio, sigue siendo muy manejable en comparación con las cifras de los países ricos: es solo ligeramente superior al 25% del PIB.

Para lograr el equilibrio fiscal, Arabia Saudí necesita que el barril de Brent ronde los 108 dólares. Un nivel que prácticamente ninguna casa de análisis contempla.

En su informe trimestral, la petrolera prevé que el crudo promedie 83 dólares este año, muy cerca del nivel al que cotiza hoy y algo más de los 81 de media en 2023.

Arabia Saudí, líder de la OPEP

El Gobierno saudí tiene, de alguna manera, la sartén por el mango: pese a las débiles previsiones de demanda para los próximos trimestres, Riad es el líder de facto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que lleva años aplicando recortes de oferta para sostener artificialmente el precio.

El Gobierno saudí, que sacó Aramco a Bolsa solo unos meses antes del confinamiento, sopesa ahora una nueva venta de acciones de la petrolera para hacer caja. Los inversores internacionales, en cambio, desconfían de sus planes para una empresa que domina con puño de hierro.