Barnaclínic inicia su traslado del Hospital Clínic en 2024
Barnaclínic, la entidad privada del Hospital Clínic de Barcelona, comenzará este año su traslado a otras instalaciones para reducir la coexistencia entre la sanidad pública y privada en el centro. Las primeras consultas externas en trasladarse fueron las de oftalmología, que ya opera en el barrio de Tres Torres de Barcelona, y odontología.
«El compromiso es trasladar todas las consultas externas antes de finalizar el año», afirman fuentes del Clínic. Este proceso llega seis años después de que la Sindicatura de Greuges de Barcelona denunciara que la oferta de Barnaclínic dificultaba la dedicación integra de las instalaciones del centro a los beneficiarios de la sanidad pública.
El proceso de dispersión avanzará a medida que el centro encuentre espacios externos en el barrio o construya nuevos. Sin embargo, aún no hay plazos para reubicar las 16 camas postoperatorias de la clínica privada. «El compromiso del hospital es ir externalizando Barnaclínic, pero las camas y los quirófanos seguirán siendo del Clínic hasta que se encuentre una nueva ubicación. Pero acabaremos haciéndolo», afirman desde el hospital.
Críticas e irregularidades en Barnaclínic
La presencia de Barnaclínic ha generado críticas como la injerencia de la sanidad privada en unas instalaciones que pertenecen al Ayuntamiento de Barcelona, la Universidad de Barcelona y el Departamento de Salud. Nació en 2000 con la intención de «ayudar a la sostenibilidad económica del Clínic y potenciar el talento de los profesionales», pero ha suscitado un debate sobre el uso de recursos públicos para fines privados.
Barnaclínic defiende que parte de sus beneficios repercute en el propio hospital a través de un alquiler y de la inversión en nuevas tecnologías. Además, los médicos que normalmente acudirían a otra clínica privada tienen la opción de prestar sus servicios en el mismo centro. «La clínica paga un alquiler al Clínic que se invierte en la mejora de las instalaciones que también utiliza el ámbito público», afirman desde Barnaclínic. Entre 2018 y 2022, la entidad abonó 22,8 millones al Clínic por el uso de sus instalaciones.
Sin embargo, sindicatos y organizaciones alertan de una «parasitación y privatización» de la sanidad pública. Algunos trabajadores del hospital reconocen un cierto hermetismo sobre la realidad de Barnaclínic: «Aquí nadie quiere hablar porque ya asume su existencia. El personal trabaja por la mañana en la parte pública y por la tarde pasa consulta en Barnaclínic», explica un delegado de un gran sindicato.
Representantes de Resistència Clínic, plataforma que denunció ante la Sindicatura de Greuges de Barcelona el uso inadecuado de los servicios públicos por parte de la entidad privada, también se niegan a hablar. «Tememos represalias», justifican.
Hace unos años, el exconsejero Boi Ruiz admitió que más de 500 sanitarios del Clínic tenían vinculación con el brazo privado del centro. La Sindicatura de Greuges de Barcelona alertó en 2017 que la actividad privada «desplazaba» pacientes de la sanidad pública al atender a sus usuarios en horario de la sanidad pública.
En 2018, advirtió al Ayuntamiento sobre «la permisividad en la existencia de una sociedad mercantil sanitaria que utiliza las instalaciones de un hospital mantenido con dinero público». A pesar de que el exconsejero de Salud, Toni Comín, anunció en 2017 un cambio jurídico de Barnaclínic para adaptarse a los requerimientos de la Sindicatura, la entidad privada sigue operando como sociedad anónima y con un funcionamiento similar al de entonces.
La relación público-privada del centro llevó en 2014 a la patronal Associació Catalana de Centres de Salut (Aces) a demandar a Barnaclínic por competencia desleal, al considerar que no se beneficiaba de los recursos públicos. Sin embargo, la justicia avaló su actividad. La misma patronal insistió en 2018 señalando que el modelo de Barnaclínic «perjudica gravemente a los centros sanitarios privados al aprovechar instalaciones, equipos y profesionales del sector público para realizar actividad privada».