Dimite el presidente de Santander UK
El presidente de Santander UK, William Welker, ha presentado este martes su dimisión como responsable de la filial del banco español en ese país. El banco ha abierto un proceso para encontrar a su sucesor, según indica en un comunicado remitido a la Bolsa de Londres.
Welker llegó al Santander en 2020, procedente de JP Morgan, para presidir el negocio del banco en ese país. Antes de eso, fue miembro del Gobierno de Theresa May y trabajó en varios bancos de inversión, como UBS, Lehman Brothers y Morgan Stanley.
El banco destaca en el comunicado que Welker "ha jugado un rol crítico en supervisar un periodo de transformación de negocio, así como liderando una evolución significativa del consejo, incluida la elección de un nuevo consejero delegado y renovando los consejeros independientes".
Un movimiento en un momento de tensión
Esta dimisión se produce en un momento de tensión para el Santander en Reino Unido. El Financial Times publicó hace escasas semanas que el banco estaba replanteándose su presencia en el país. La entidad ha anunciado planes para recortar su plantilla en el país en unos 1.500 puestos de trabajo, al tiempo que pone el foco en Estados Unidos y en potenciar el negocio de banca de inversión.
Sin embargo, el Santander niega esta información y afirma que Reino Unido sigue siendo una geografía clave para el banco, donde cuenta con presencia desde hace más de dos décadas.
Varapalos judiciales
Además de la tensión por su presencia en el país, el Santander también ha recibido recientemente un varapalo de la justicia británica por un pleito sobre la financiación de automóviles. La decisión de la justicia le ha costado provisiones por 350 millones de euros, así como un retraso en la publicación de las cuentas del tercer trimestre que le provocó un severo castigo bursátil.
En concreto, la investigación se centra en presuntos acuerdos entre los concesionarios y los bancos para impulsar al alza el tipo de interés de los préstamos de compra de automóviles, con la fijación de un precio diferente para cada préstamo, lo que añadía incentivos a los vendedores de coches a poner un tipo alto y cobrar más comisiones. En 2021, la FCA decidió prohibir esta práctica, por lo que el Santander afronta una avalancha de demandas por los préstamos concedidos antes.
Según las cuentas trimestrales de la filial británica, en enero, este organismo comenzó una revisión al respecto y pausó las reclamaciones de los clientes. En julio anunció que espera culminar esta revisión en mayo de 2025. El banco afronta así mismo otra demanda por quebrar la ley de competencia británica por estas prácticas.
El impacto de estas demandas es inferior al que aguardaba el mercado. Los analistas de RBC calculaban un efecto muy superior, de más de 1.000 millones de euros. En cuanto a sus competidores, la otra entidad que ha desgranado el efecto ha sido Lloyds, quien ha reconocido un menoscabo de 450 millones de euros. Barclays afirma que no se verá afectado, mientras que la financiera Close Brothers ha anunciado que no pagará dividendo por este asunto.