El 70 % de los inquilinos de Madrid y Barcelona se resignan a no tener una vivienda propia
Un estudio del centro de investigación Idra destaca que vivir de alquiler perpetúa las desigualdades económicas
Las personas que viven de alquiler en Madrid y Barcelona tienen muchas probabilidades de no poder comprar una vivienda en el futuro, lo que perpetúa las desigualdades económicas, según un estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (Idra). El informe revela que el 70 % de los encuestados en las dos grandes ciudades españolas no esperan heredar una propiedad. Incluso entre los que sí la reciban, el 80 % tendrá que compartirla.
La condición de inquilino se extiende más allá de la juventud
El estudio también constata que la condición de inquilino no se limita a la etapa de emancipación. La mayoría (53 %) de los jóvenes hasta 29 años son inquilinos, pero también lo son más de un tercio de los ciudadanos de entre 30 y 44 años. Estos datos son muy superiores a los que el INE ofrece para el conjunto de la población española (un 15,4 % de la población vive en casas arrendadas a precio de mercado) y de sus propias comunidades autónomas (en ambas, la población inquilina ronda el 20 %).
La brecha entre arrendatarios y arrendadores se agranda
El informe también destaca la creciente brecha entre arrendatarios y arrendadores. Por un lado, los alquileres suben cada vez más, lo que aleja a los inquilinos de la posibilidad de comprar una vivienda. Por otro lado, los caseros que alquilan se enriquecen más y la mitad de las transacciones de vivienda las hacen personas que ya son propietarias. “El mercado del alquiler es un mecanismo de transferencia de la población que menos tiene a los sectores más adinerados”, señala Jaime Palomera, coautor del trabajo y portavoz del Sindicato de Inquilinas de Barcelona.
Los hogares inquilinos tienen menores ingresos
Los hogares inquilinos tienen una renta media anual de 22 183 euros, menos de la mitad de la renta de los hogares rentistas, que es de 46 725 euros. El estudio también recuerda que los inquilinos que quieren comprar compiten con individuos e inversores que ya poseen viviendas en propiedad y tienen patrimonios elevados.
El mercado del alquiler agrava la desigualdad social
El estudio concluye que la creciente diferencia entre la población inquilina y propietaria profundiza el papel del mercado del alquiler como vector de desigualdad social.
Medidas para facilitar el acceso a la vivienda
El informe cuestiona las medidas tomadas por las Administraciones públicas y lanza recomendaciones de políticas para facilitar el acceso a la vivienda y reducir las brechas sociales. El estudio considera que políticas como el bono joven para pagar el alquiler o los avales para comprar hipotecas transfieren recursos públicos a caseros y bancos. En su lugar, propone medidas como incrementar la oferta de alquiler residencial de larga duración y a precio regulado, transferir los activos de la banca en manos de la Sareb a los ayuntamientos para convertirlos en alquileres públicos, construir vivienda protegida (VPO) y fomentar la vivienda cooperativa.
Medidas fiscales para gravar a los propietarios
El estudio también apuesta por medidas fiscales para gravar a los propietarios, como aumentar los impuestos a la propiedad (patrimonio, sucesiones o IBI) y subir la fiscalidad de las rentas de alquiler.
Prohibir la compra de viviendas para fines especulativos
Por último, el informe sugiere prohibir la compra de viviendas si no es para vivir en ellas, siguiendo el ejemplo de otros países como Canadá o Países Bajos, que han limitado la compra de viviendas por parte de no residentes e inversores.