El empresario Juan Carlos Barrabés mantiene su inocencia y niega irregularidades en su relación con la esposa de Pedro Sánchez

El empresario Juan Carlos Barrabés ha comparecido este jueves ante el juez Juan Carlos Peinado y ha mantenido su versión inicial, negando cualquier irregularidad en su relación profesional con Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Según fuentes jurídicas, Barrabés ha declarado como imputado y, al igual que hizo cuando fue interrogado como testigo el pasado 15 de julio, ha explicado que solo se reunió una vez en La Moncloa con Sánchez. Lo hizo, ha dicho, dentro de una serie de entrevistas del presidente con especialistas en "innovación" y en un encuentro en el que también estaba el secretario general de Asuntos Económicos y G20, sin que la esposa del líder socialista estuviera presente.

El empresario ha enmarcado esa reunión dentro de su actividad normal y ha insistido en que, a lo largo de su carrera, se ha reunido con representantes de diferentes partidos y Administraciones públicas.

Esta declaración de Barrabés pone fin a la frenética semana vivida en la causa impulsada por Peinado, que investiga a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. El lunes el magistrado interrogó a un imputado —Joaquín Goyache, rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)— y a dos testigos. El martes, se desplazó al palacio de La Moncloa para tratar de tomar declaración al presidente de Gobierno, aunque este se acogió a su derecho a no declarar (por ser marido de la imputada) y presentó a continuación una querella contra el juez por prevaricación.

Tensión y polémica en el 'caso Barrabés'

La tensión continuó el miércoles, cuando el jefe del Ejecutivo compareció en una rueda de prensa y justificó la denuncia contra Peinado: "La Abogacía del Estado ha visto que se han atropellado derechos", dijo.

Según relatan fuentes jurídicas presentes en la declaración de este jueves, que apenas ha durado media hora, Juan Carlos Barrabés solo ha respondido a las preguntas de su abogado y ha expuesto un relato similar al ofrecido el 15 de julio, cuando el juez lo interrogó como testigo.

Solo cuatro días después de aquella primera declaración, lo imputó. El empresario, que sufre una grave enfermedad, ha comparecido por videoconferencia y ha contado que era habitual que dirigentes políticos y cargos públicos le llamasen porque tiene un buen nombre en el sector de la "innovación".

En esa línea, Barrabés ha recalcado que el primer gran concurso público lo obtuvo con el Ayuntamiento de Madrid cuando lo dirigía la alcaldesa Manuel Carmena (Más Madrid), y que esa adjudicación fue renovada después por la Corporación local que ya encabezaba José Luis Martínez-Almeida (PP). Es más, otros dos contratos firmados con el Consistorio han sido prorrogados hace solo unos meses (en diciembre de 2023 y abril de 2024) por Engracia Hidalgo, actual concejal popular de Economía de Madrid y secretaria de Política Autonómica de la dirección de Alberto Núñez Feijóo.

La condición de Barrabés en la causa ha generado una enorme controversia desde el inicio. Pese a que el magistrado se centró desde el principio en su relación profesional con Begoña Gómez y pidió indagar en las adjudicaciones públicas a sus compañías, el juez lo llamó a comparecer primero como testigo —a diferencia de Gómez, a la que imputó—.

La Fiscalía mostró su perplejidad ante esta situación. En un recurso enviado a la Audiencia Provincial de Madrid, donde se alertaba de la "deriva procesal" del caso, el ministerio público explicaba que a Barrabés se le "considera testigo" pese a que se "transmite la sensación de que él es el investigado, aunque no se sepa bien de qué", ya que las pesquisas "están pivotando en torno" a su figura.

Finalmente, el magistrado Peinado firmó su imputación el 19 de julio. La Fiscalía criticó que el juez había cambiado de criterio "sin motivación alguna" y con "remisiones genéricas". De hecho, el instructor alegó que la decisión de imputarlo se basaba en dos informes de la Guardia Civil, que ya tenía cuando lo interrogó como testigo —y que concluían que no se encontraron irregularidades en las adjudicaciones a las compañías de Barrabés—, así como en su propia declaración como testigo. Un interrogatorio en el que el juez no interrumpió al empresario en ningún momento para avisarle de que podía estar diciendo algo que le incriminase.