Francia supera la primera prueba del mercado a la espera de la revisión de su calificación crediticia
Los inversores observan con detenimiento el plan de Michel Barnier para ajustar las cuentas públicas y sanear la segunda economía de la zona euro, golpeada por un déficit excesivo. A pesar del escepticismo sobre el impacto en los mercados debido al aumento de impuestos a empresas y ricos, la bolsa y la prima de riesgo no han dado señales de alarma.
El CAC 40, que agrupa a las 40 mayores empresas cotizadas de Francia, ha subido un 0,48% y se aproxima a los 7.600 puntos. El bono francés a 10 años repunta ligeramente hasta el 3,06%, manteniendo los niveles de los días anteriores. La prima de riesgo (la diferencia con el bono alemán, considerado la deuda más segura de Europa) se sitúa en 77 puntos.
Medidas sin sorpresas
Las medidas presentadas por el Gobierno de Barnier no han sorprendido a inversores ni analistas, ya que la prensa especializada las había ido desgranando en las últimas semanas. Los expertos señalan que el aumento temporal del impuesto de sociedades no es un factor determinante para los grandes grupos franceses.
Las grandes empresas afectadas por los nuevos gravámenes no experimentan caídas significativas en bolsa. LVMH ha descendido un 0,18% y Sanofi un 0,5%. Por otro lado, Schneider Electric ha subido un 1%, L'Oréal un 1,18% y Hermès un 0,8%.
Sin embargo, analistas de UBS estiman que el aumento de impuestos reducirá los márgenes de las empresas entre tres y nueve puntos porcentuales. Calculan que las ganancias podrían disminuir unos tres puntos porcentuales para las empresas del Stoxx 50 y hasta nueve puntos porcentuales para las del CAC 40 en 2025.
El plan del Gobierno francés contempla un ajuste de 60.000 millones de euros, que incluye un recorte del gasto público de 40.000 millones y prevé otros 20.000 millones en ingresos adicionales mediante el aumento de impuestos (inicialmente temporales) a los ricos (con ingresos superiores a medio millón de euros anuales) y a las empresas con una facturación anual superior a 1.000 millones de euros. El objetivo es reducir el déficit al 5% del PIB en 2025 frente al 6,1% previsto para este año.
Recelo del mercado
Pese a ello, el mercado aún muestra reservas. Citi considera que las previsiones son demasiado optimistas y espera un déficit del 5,4% el próximo año. Barnier ha declarado que el proyecto de presupuestos está abierto a ajustes adicionales, siempre que no sean demasiado significativos. Además, ha intentado apaciguar los ánimos de la oposición, ya que de no lograr sacar adelante su plan podría enfrentarse a una moción de censura.
La prima de riesgo francesa se mantenía por debajo de los 50 puntos en los primeros meses del año, pero tras las elecciones europeas y el avance de la ultraderecha, que provocó la convocatoria de elecciones anticipadas, se ha elevado hasta los 80 puntos. La aprobación del presupuesto y la mejora de las finanzas públicas son cruciales para que Francia recupere la confianza de los inversores.
Carreras de obstáculos
Francia se enfrenta a un recorrido lleno de obstáculos. Este viernes recibe el veredicto de la agencia de calificación crediticia Fitch, que ya rebajó la nota a la segunda economía de la zona euro el año pasado. El 25 de octubre, Moody's emitirá una nueva evaluación y el 9 de noviembre lo hará S&P. Se trata de tres citas clave.
A pesar del ajuste anunciado para reducir el déficit, el Gobierno ha anunciado una emisión récord de bonos por 300.000 millones de euros para financiarse. Según el Ministerio de Finanzas, el coste en intereses para los inversores será de unos 54.900 millones. Para ello, Francia debe recuperar el favor del mercado y convencer de que sus planes para corregir el déficit son creíbles. De lo contrario, los costes de la deuda podrían dispararse, ya que tendría que ofrecer un cupón más alto para atraer inversores.
Actualmente, la rentabilidad del bono francés a 10 años, que históricamente se consideraba un sustituto del bono alemán, es superior a la de España. Esto indica que los inversores consideran que la deuda de la segunda economía de la UE (actualmente en el 3,06%) conlleva un mayor riesgo que la española (en el 3,03%) y la italiana (que se sitúa en el 3,58% y viene recortando distancias).
Francia en el punto de mira
En los últimos tiempos, Francia ha perdido el favor de los inversores. Si bien hasta hace unos meses ofrecía una buena liquidez de la deuda, una base de inversores consolidada e instituciones sólidas, ahora cuenta con un Parlamento sin mayoría que dificulta alcanzar acuerdos para emprender reformas. Además, el déficit del 110% del PIB supone un lastre que ha generado recelo en el mercado.
Los analistas de UBS señalan que el grado de ajuste presupuestario propuesto probablemente cumpliría con los requisitos del Procedimiento de Déficit Excesivo abierto por la Comisión Europea para Francia y el nuevo marco fiscal, pero advierten que podría perjudicar el crecimiento económico.
Conclusión
Francia ha superado la primera prueba del mercado, pero aún enfrenta importantes desafíos. La revisión de su calificación crediticia por parte de las agencias de calificación y la implementación de medidas para reducir el déficit serán cruciales para recuperar la confianza de los inversores. El país se encuentra en una carrera de obstáculos, y el resultado final dependerá de su capacidad para abordar las reformas necesarias y mantener la estabilidad política.