Las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén están sumidas en un silencio sobrecogedor debido a la guerra entre Israel y Hamás. La mayoría de los negocios han cerrado, lo que ha llevado a una crisis económica en la zona. Los pocos comerciantes que mantienen sus tiendas abiertas se enfrentan a la falta de turistas y a la falta de ingresos. El sector turístico de la Ciudad Santa ha sufrido un fuerte golpe debido a los recientes acontecimientos, lo que ha afectado gravemente a la economía local. Los residentes de la Ciudad Vieja también se ven afectados, con muchos temiendo salir de sus hogares debido al acoso y la violencia física por parte de las fuerzas de seguridad israelíes. A pesar de todo, algunos turistas han logrado llegar a la Ciudad Vieja, aunque se encuentran con un ambiente desolado y tenso.

La guerra entre Israel y Hamás ha dejado un saldo de muertos y secuestrados, lo que ha llevado a Israel a lanzar una campaña de bombardeos sobre la Franja de Gaza. Los lugares sagrados de la Ciudad Vieja, como la iglesia del Santo Sepulcro, se encuentran vacíos, sin la presencia habitual de personas rezando y ofreciendo sus problemas a Dios. Los residentes de la Ciudad Vieja y de la cercana Cisjordania viven con miedo, temiendo por su seguridad y por la vida cotidiana que se ve afectada por la violencia y los enfrentamientos.

A pesar de todo, la población muestra esperanza y desea que la guerra termine pronto para poder vivir en paz. La incertidumbre y el miedo son constantes en esta situación, pero los habitantes de Jerusalén se aferran a la esperanza de un futuro mejor.