Los comerciantes de petróleo ruso encuentran un nuevo refugio en las aguas frente a Melilla

La presión de la armada griega ha obligado a los comerciantes de petróleo ruso a buscar nuevos emplazamientos en el Mediterráneo para eludir las sanciones internacionales. Las aguas frente a Melilla son su nuevo destino, según informa la agencia Bloomberg.

Desde principios de año, Rusia ha utilizado la táctica de transferir petróleo desde barcos más pequeños a otros más grandes para su posterior envío a China, Turquía e India, los principales compradores de su petróleo. Estos barcos, denominados Aframax, transportan hasta 700.000 barriles de petróleo y operan más allá de las aguas territoriales (12 millas) para encontrarse con los grandes petroleros que realizan el viaje hasta sus clientes.

Las aguas cercanas a Grecia, Ceuta y Canarias, puntos clave para Rusia

Anteriormente, Rusia utilizaba las aguas cercanas a Grecia y Ceuta para estas operaciones, convirtiendo estas zonas en puntos clave de su logística para eludir las sanciones. Sin embargo, el endurecimiento de la legislación española en la zona económica exclusiva (hasta 200 millas de la costa) y la presión de la armada griega y la Unión Europea han obligado a Rusia a trasladar sus operaciones.

El Gobierno español podría repetir los pasos dados en Ceuta

Las nuevas transferencias de petróleo ruso se están produciendo cerca de la ciudad marroquí de Nador, también próxima a Melilla. Esta nueva localización podría llevar a España a repetir las medidas adoptadas en Ceuta para detener las transferencias cercanas.

Tres barcos Aframax han recargado cerca de 730.000 barriles de petróleo en Rusia

El gran petrolero Rolin está recibiendo crudo del Aframax Serendi, mientras que otros dos Aframax, el Ocean AMZ y el Sea Fidelity, también han acudido al punto de transferencia. Estos tres barcos de menor tamaño recargaron cerca de 730.000 barriles de petróleo de tipo Ural en el puerto ruso de Primorsk el mes pasado.

Las transferencias de carga en alta mar han sido calificadas como una "práctica peligrosa" por la Organización Marítima Internacional y la agencia de la ONU que fija las normas del transporte marítimo.