Los aranceles frenan la producción de automóviles en Estados Unidos

La imposición de aranceles a las importaciones de automóviles podría dar lugar a la paralización de la producción de automóviles en Estados Unidos, según ha afirmado a MILENIO Antonio Ortiz Mena, presidente del Comité Técnico de Estrategia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce).

Producción conjunta

En una entrevista, Ortiz Mena ha explicado que la economía de Estados Unidos y México está muy integrada, por lo que la fabricación de automóviles se realiza conjuntamente. A diferencia de lo que ocurre con otros países, en los que la producción de automóviles se limita a la compraventa, Estados Unidos y México producen vehículos de forma conjunta en varias industrias.

Afectación a los tres países

Ortiz Mena ha señalado que la imposición de aranceles afectaría a la producción de automóviles en los tres países que forman parte del T-MEC, ya que los vehículos que se venden en América del Norte contienen piezas procedentes de México, Estados Unidos y Canadá.

Aranceles recíprocos: una medida contraria a la OMC

Ortiz Mena también ha afirmado que la implementación de aranceles recíprocos va en contra de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que exige un trato preferencial a los miembros de la organización. Ha subrayado que los aranceles recíprocos no solo violan este principio, sino que también ponen en riesgo el funcionamiento del sistema de comercio multilateral.

Posibles soluciones

Ortiz Mena ha sugerido que las empresas afectadas por los aranceles podrían recurrir al mecanismo de solución de controversias del T-MEC o de la OMC. Sin embargo, ha reconocido que este proceso podría ser poco eficaz y llevar mucho tiempo. Por ello, ha instado a las empresas a aportar datos sobre el impacto de los aranceles en cada sector para poder defenderse con argumentos sólidos.

En definitiva, la imposición de aranceles a las importaciones de automóviles podría tener graves consecuencias para la industria automotriz en Estados Unidos y México. Es esencial que los gobiernos de ambos países trabajen juntos para encontrar una solución que no perjudique a los consumidores ni a las empresas.