Los datos del tercer trimestre presentan luces y sombras para la economía española. Por un lado, los indicadores de gestores de compra retroceden en julio, aunque se mantienen en terreno expansivo tanto en los servicios como en la industria. La afiliación también mantiene el pulso, aunque a un ritmo inferior al de la primavera.

El punto débil, el sector exterior

La principal debilidad proviene del sector exterior, lastrado por una eurozona que no se recupera y una inflación desbocada en Estados Unidos. El leve repunte del PMI de agosto refleja el estímulo efímero de los Juegos Olímpicos, pero no oculta la dificultad del momento.

Foco en los servicios

La preocupación se centra ahora en los servicios, donde la inflación se muestra más resistente, situándose en torno al 3,5% en España e incluso acelerándose por encima del 4% en el conjunto de la eurozona. El impulso no proviene de los costes de producción o del shock energético, sino de la pujanza de la demanda, exacerbada por la falta de competencia que caracteriza estos sectores en comparación con la presión feroz a la que se ve sometida la industria manufacturera en los mercados internacionales.

Señales de alerta

Desde 2019, el IPC de servicios acumula un incremento cercano al 18%, un ritmo que casi triplica la inflación de los bienes industriales no energéticos, siendo además estos últimos los más perjudicados por la crisis energética y de suministros.

El BCE reconoce los avances en el proceso de desinflación, pero advierte que procederá con gradualidad hasta que la desinflación se adentre en los servicios. La debilidad de la economía europea, y particularmente de la inversión, es otro argumento a favor de una relajación de la política monetaria.

Incertidumbre en los mercados

Los mercados financieros están estrechamente interconectados con los movimientos de la Reserva Federal, por lo que una rebaja de tipos al otro lado del Atlántico podría allanar el camino para una relajación en Europa. Sin embargo, la escasez de mano de obra y la multiplicación de barreras aduaneras hacen improbable que los tipos de interés vuelvan a los niveles de hace unos años.

El ciclo monetario, al igual que la globalización, ha entrado en una nueva era.