Mari Carmen lucha por su vivienda

Mari Carmen Abascal Martín, de 85 años, lleva más de seis décadas residiendo en el barrio de Ibiza, en Madrid. A diferencia de los modernos edificios de varias plantas y los inquilinos que van y vienen arrastrando maletas, ella recuerda un descampado rodeado de casas sin agua ni luz, donde "en la posguerra la gente cogía verduras para poder comer".

El contrato de renta antigua

La vivienda de Mari Carmen es testigo de su vida. Un contrato de renta antigua, un papel amarillento y ajado escrito a máquina y fechado en 1956, le permite pagar 440 euros por un piso de 90 metros cuadrados en pleno centro de Madrid. Un precio irrisorio comparado con los 2.500 euros o más que se piden por inmuebles similares en la capital.

La llegada de los nuevos propietarios

Todo cambió hace seis años cuando la administración de la finca envió una carta a Mari Carmen comunicándole la venta del edificio a la Renta Corporación Real Estate, uno de los grandes holdings inmobiliarios de España. Según la ley, la empresa le ofreció comprar el piso por 247.000 euros, una cantidad que ella no podía permitirse. Un día después, el piso fue adquirido por la empresa Urbangestión Desarrollo e Inversión.

La propuesta de los nuevos caseros

Los nuevos propietarios le dieron dos opciones a Mari Carmen: pagar 2.650 euros al mes de alquiler o abandonar la vivienda. Ella intentó negociar, pero la contraoferta no bajó de los 1.650 euros, una cantidad que supera su pensión de 1.450 euros.

La lucha de Mari Carmen

Mari Carmen no se rinde. Se ha afiliado al Sindicato de Inquilinas de Madrid y está dispuesta a luchar por su vivienda hasta el final. "No me voy a ir de esta casa. Voy a luchar hasta mi último minuto", afirma.

El sindicato apoya a Mari Carmen y considera que su caso "no es un caso aislado". Proponen una modificación de la Ley de Arrendamientos Urbanos que elimine el límite de dos años que prevé la normativa para las descendientes del subrogado que no cumplen el requisito del 65% de discapacidad.

El pleito ha tenido un impacto en la salud de Mari Carmen, que ha desarrollado problemas de sueño y necesita tomar somníferos. También acude al psiquiatra porque siente que la depresión la acecha.

Mari Carmen es un ejemplo de la lucha de los inquilinos de renta antigua contra los abusos de los propietarios. Su historia es una llamada de atención sobre la necesidad de proteger a los más vulnerables en el mercado inmobiliario.