La Cepal propone un cambio de paradigma industrial y un Estado más eficiente para impulsar el desarrollo productivo en México
Ante el cambio de Gobierno en México y el debate sobre una reforma estructural al Poder Judicial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propone que el país modifique sus políticas públicas de desarrollo productivo.
Luego de dos años de análisis con académicos, organizaciones civiles y actores públicos y privados, la Cepal publicó el documento Temas clave para diseñar e implementar una política de desarrollo productivo sostenible en México, en el que plantea una transformación industrial que contemple la apertura del Estado a consensos con expertos y empresas, además de fortalecer su función como eje rector de esfuerzos para alcanzar un desarrollo sustentable, equitativo y transparente.
Un nuevo enfoque para el desarrollo productivo
Jorge Mario Martínez-Piva, oficial de la sede subregional de la Cepal en México, explica que el cambio industrial anterior se basaba en la fragmentación productiva, el mercado y la liberalización comercial y financiera. No obstante, señala que actualmente las cadenas productivas se han reconfigurado con la relocalización en países vecinos, la revolución tecnológica y el cambio climático.
En un país como México, donde aún hay más de nueve millones de personas en pobreza extrema según cifras oficiales, Martínez-Piva reconoce los desafíos que enfrentará el Gobierno de Claudia Sheinbaum en materia económica e industrial. Sin embargo, confía en que una política productiva acorde con las necesidades locales de cada región mejorará la distribución de la riqueza.
Consensos y retos para una política productiva exitosa
El documento de la Cepal se ha enfocado en los consensos, y destaca que es necesaria una política productiva en México para evitar la inercia y promover intervenciones públicas y privadas.
Martínez-Piva menciona que ya se han sentado las bases para el Istmo de Tehuantepec, lo que indica que hay disposición para el desarrollo de polos industriales. El nuevo Gobierno también plantea prioridades como la transición energética, lo que brinda una señal clara al sector productivo sobre las direcciones a seguir.
La propuesta de la Cepal no aboga por un Estado más fuerte, sino por uno eficiente y con capacidad de prospectiva. Esto implica una nueva forma de hacer las cosas internamente y un desafío para el sector privado en la planificación y el diálogo con el Estado.
El error en el que incurrió México anteriormente fue confiar en que el mercado solucionaría los problemas, lo que generó sectores poco desarrollados como la agricultura. Martínez-Piva reconoce que los cambios estructurales toman tiempo, por lo que es posible que los resultados de esta nueva política se vean más allá de un sexenio.
Puntos clave para atender de forma urgente
Es esencial para México implementar una política territorializada y dialogada. Las propuestas de diálogos territoriales ayudan a identificar prioridades y sumar aliados al proyecto. México requiere fomentar este tipo de diálogos para diseñar una política con vocación territorial.
Si bien se habla de mejores empleos, innovación y valor agregado, es en la gobernanza, entendida como diálogos basados en capacidades políticas, prospectivas y técnicas, donde se debe enfocar la atención.
La Cepal considera que iniciativas como el Plan C y la reforma al Poder Judicial no ahuyentarán las exportaciones ni la inversión extranjera, ya que México mantiene una posición privilegiada por su cercanía con Estados Unidos. No obstante, la capacidad política será crucial para que las cosas funcionen adecuadamente.
Se puede implementar una política productiva ambiciosa sin una reforma fiscal, pues lo que se requiere es coordinación de inversiones. Un Estado capaz de planificar a largo plazo, atraer consensos del sector privado y generar propuestas de desarrollo que atraigan a nacionales y extranjeros es fundamental. Si el Estado coordina, no necesariamente debe ser el mayor inversor.
De implementarse la agenda productiva de la Cepal, es difícil cuantificar el crecimiento económico, pero es más importante considerar cómo se distribuirán las cargas y los beneficios. México ha logrado reducir la pobreza, pero no la pobreza extrema, por lo que aún hay un reto pendiente para atender a los más pobres.
Si se logra aumentar la riqueza, es necesario decidir cómo se distribuirá equitativamente en el país.