La nueva reforma de las pensiones introduce, entre sus novedades, la compatibilidad entre la jubilación demorada y la jubilación activa. Los trabajadores podrán alargar su edad de retiro para aumentar su futura pensión y, posteriormente, pasar a un régimen mixto entre trabajo y jubilación. En esta última fase, sería posible percibir el salario y, al mismo tiempo, una pensión más elevada que la máxima del sistema.
Jubilación demorada: incentivos para retrasar la jubilación
La jubilación demorada, modificada en 2021, permite alargar la edad de retiro y recibir una compensación por ello. La cuantía de esta compensación es de un 4% adicional por cada año que se demore la jubilación, que podrá consolidarse en la futura pensión (hasta el límite que cada año establecen los Presupuestos) o cobrarse de una vez (tanto alzado). La nueva reforma permitirá, a partir del segundo año, acumular un 2% semestralmente, para no tener que esperar a cumplir años enteros.
Jubilación activa: compatibilizar trabajo y pensión
Por su parte, con la jubilación activa los pensionistas pueden compatibilizar la percepción de su pensión con la realización de un trabajo y el cobro por el mismo. Hasta ahora, la demora del retiro y la jubilación activa no eran compatibles. Sin embargo, con el objetivo de incentivar el retraso de la edad de jubilación, el Gobierno, los sindicatos y la patronal han acordado esta compatibilidad.
Una vez entren en vigor estos cambios, un trabajador podrá demorar su edad de retiro y, posteriormente, acceder a la jubilación activa. Lo hará cobrando el porcentaje de la pensión que le corresponda según los supuestos, pero sobre una base bonificada por haber retrasado su jubilación.
Bonificaciones y posibilidades
Según el nuevo modelo de jubilación activa, el cobro de esta prestación parte del 45% del total cuando se accede desde una demora de un año y alcanza el 100% de la pensión cuando se accede desde una demora de cinco años. Además, cuenta con mejoras de cuantías acumulativas por el tiempo de compatibilidad de trabajo y pensión, de modo que la cuantía de la pensión se incrementa en un 5% adicional cada año.
Se dan, por tanto, dos bonificaciones. Por un lado, la de demorar el retiro y, por otro, la de alargar año a año la jubilación activa. Esto podría permitir el cobro de pensiones que superen la pensión máxima del sistema, este año establecida en 3.175 euros al mes (44.450 euros al año).
Inquietudes y aclaraciones
Desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones señalan que el porcentaje de la pensión compatible con el empleo durante la jubilación activa nunca estará por encima del 100%. "Otra cosa es la pensión que uno tenga reconocida antes. Una persona que ha demorado tiene un porcentaje adicional que puede superar el máximo y esa será la referencia para la compatibilidad", explican.
La nueva reforma de las pensiones abre nuevas posibilidades para los trabajadores que deseen alargar su vida laboral y aumentar su futura pensión. La compatibilidad entre la jubilación demorada y la jubilación activa ofrece incentivos y bonificaciones que podrían permitir cobrar pensiones más elevadas que la máxima del sistema.
Sin embargo, aún quedan cuestiones por resolver, como la posibilidad de que las pensiones superen la pensión máxima del sistema. El texto legal será fundamental para determinar si será posible cobrar o no una pensión que rebase la máxima del sistema.