**Sara Aagesen, de técnica en la sombra a afrontar los grandes retos de Transición Ecológica**
Sara Aagesen, la elegida para suceder a Teresa Ribera al frente del Ministerio para la Transición Ecológica
El Consejo de Ministros ha aprobado las dos últimas grandes medidas que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quería dejar zanjadas antes de iniciar su periplo hacia la vicepresidencia verde de la Unión Europea, para la que había sido propuesta por aquellas fechas: la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), y la remisión a las Cortes del proyecto de ley de recuperación de la Comisión Nacional de la Energía (CNE).
Para entonces, Ribera ya había propuesto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como su sustituta a su fiel escudera: la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, a la que quería dejar resueltas estas dos cuestiones. Y aunque figuraba en todas las quinielas para dirigir el ministerio, las dudas se cernían sobre el perfil demasiado técnico de la secretaria, porque, para técnico, el Gobierno ya tiene al ministro de Economía, Carlos Cuerpo.
El perfil de Sara Aagesen: una experta en energía y clima
Sara Aagesen (Madrid, 1976), ingeniera química especializada en medio ambiente, ocupa la secretaría de Estado de Energía desde 2020. Previamente, desde 2002, formó parte de la Oficina del Cambio Climático y ejerció como negociadora para la delegación española en la comisión marco de la ONU contra el cambio climático.
No en vano, ha sido la artífice del PNIEC a 2030, en el que ha tenido que actualizar las previsiones de demanda eléctrica un 34% para poder alcanzar los objetivos de descarbonización, muy limitados en el plan anterior. Su discreción y bajo perfil político son de sobra conocidos, y no participa, como sí lo hace Ribera, en el red social X (la antigua Twitter), y en la que la cabeza de lista del PSOE para el Parlamento Europeo y próximamente vicepresidenta comunitaria ha propiciado más de un debate en los últimos tiempos.
Los retos que esperan a Sara Aagesen al frente del Ministerio para la Transición Ecológica
El perfil climático de la ya exsecretaria de Estado no le ha impedido hacer frente a las graves consecuencias que la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania tuvo para el mercado eléctrico, con escaladas de precios nunca vistas que obligaron al ministerio a tomar medidas para recortar los beneficios extraordinarios de las compañías eléctricas, como la llamada excepción ibérica.
Aagesen, siempre a la sombra, tuvo como voz política a Ribera. Ahora se enfrenta sola a los retos pendientes de un ministerio que deberá remodelar pero que en esencia y estructura seguirá igual. A la nueva vicepresidenta le queda por delante configurar las medidas energéticas que ha dejado atadas su antecesora:
- El futuro de las redes eléctricas: De la que dependerá el cumplimiento de los objetivos de demanda del PNIEC, y cuya tasa de retribución financiera 2026-2031 se deberá aprobar a lo largo del próximo año.
- Los mecanismos de capacidad: Para incentivar el funcionamiento de centrales que, como los ciclos combinados de gas, no son rentables pero sí necesarias para el sistema.
- El futuro de las centrales nucleares: Pese al protocolo firmado en 2018 entre las propietarias de las plantas (Iberdrola, Endesa y Naturgy) y Enresa (empresa pública dependiente de Transición) para el cierre ordenado entre 2026 y 2035, aquellas han abierto una cruzada contra la nueva tasa para el desmantelamiento y la gestión de los residuos radiactivos.
- Las relaciones con las grandes compañías del sector: Siendo un nombramiento continuista, todo apunta a que seguirá igual. Con las grandes eléctricas Teresa Ribera mantuvo una correcta relación, pese a las demandas judiciales en trámite por distintos decisiones regulatorias, algo habitual.