En México, la situación de las trabajadoras del hogar sigue siendo un tema de profunda preocupación. A pesar de los avances legales y los esfuerzos de diversas organizaciones, la discriminación, los abusos y la falta de seguridad social persisten, afectando a una gran mayoría de estas trabajadoras. Según un informe de Milenio, la brecha salarial entre hombres y mujeres en este sector es significativa, reflejando una desvalorización del trabajo femenino en el ámbito doméstico.
La invisibilidad del «buentrato» y la persistencia del maltrato
Concepción Peralta Silverio (2024), periodista de Milenio, destaca que la Real Academia Española no incluye la palabra «buentrato» en su diccionario, a pesar de su urgencia y necesidad. Esta omisión refleja la realidad que enfrentan las trabajadoras del hogar, quienes históricamente han sido sinónimo de maltrato, abusos y vejaciones. Los términos despectivos como «doméstica», «mi muchacha» o «gata» siguen resonando en una sociedad que aún lucha por reconocer la dignidad de este trabajo.
La lucha por la seguridad social: un camino lento y lleno de obstáculos
Aunque la afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se volvió obligatoria en 2022, solo una pequeña fracción de las trabajadoras del hogar goza de este derecho. De los 2.5 millones de personas que se dedican a este sector, apenas el 2.4% cuenta con seguridad social. Esta cifra alarmante revela la magnitud de la informalidad y la vulnerabilidad en la que se encuentran miles de trabajadoras en todo el país.
Claudia, una trabajadora del hogar entrevistada por Milenio, relata que los abusos y la discriminación no son cosa del pasado. «A una amiguita no le dan de comer, tiene que llevar sus alimentos, entra a las 6 de la mañana y sale a las 5 de la tarde», comenta, evidenciando las condiciones precarias en las que muchas mujeres siguen laborando.
Desigualdad salarial: una brecha de género persistente
La diferencia salarial entre hombres y mujeres en el trabajo del hogar es otro aspecto preocupante. Según datos del IMSS, las trabajadoras del hogar ganan en promedio 386.6 pesos diarios, mientras que los hombres perciben 471.4 pesos. Esta disparidad, que equivale a un 22% menos para las mujeres, refleja una desvalorización cultural y social del trabajo femenino en el ámbito doméstico. Marcelina Bautista, activista y directora del Centro Nacional para la Capacitación Profesional y Liderazgo de las Empleadas del Hogar (CACEH), subraya que esta desigualdad persiste a pesar del movimiento feminista y la resignificación de los trabajos de cuidado.
«No me hace sentir tan mal, pero cómo que le pagan más a ellos que a mí, es injusto. Nosotras hacemos más, entre comida, limpieza, lavar, planchar. Cuando está laborioso, debemos estar ahí subiéndonos al banquito o la escalera. Limpiamos vidrios, lavamos alfombras o sillones. Los trabajos de los hombres también nosotras los hacemos», expresa Claudia, reflejando el sentir de muchas trabajadoras que ven su labor infravalorada.
El impacto de la pandemia y la «carga mental» del hogar
La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la importancia del trabajo del hogar, pero también reveló las dificultades que enfrentan las familias acomodadas cuando carecen de este apoyo. Miguel Juárez, un ingeniero que trabaja desde casa, experimentó en carne propia la «carga mental» del hogar cuando su trabajadora, Bertha, sufrió un accidente. La imposibilidad de conciliar su trabajo con las tareas domésticas lo llevó al borde del colapso.
«Me estoy volviendo loco, no puedo ni bañarme», confesó Juárez, quien se vio obligado a sacrificar sus paseos con sus perros y sus reuniones con amigos para mantener su casa en orden. La experiencia de Juárez ilustra la dependencia que muchas familias tienen del trabajo del hogar y la necesidad de reconocer y valorar la labor de quienes lo realizan.
Iniciativas y desafíos para la formalización del empleo doméstico
A pesar de los desafíos, existen iniciativas y organizaciones que trabajan para mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar. Marcelina Bautista, a través del CACEH y otras organizaciones, ha sido una figura clave en la lucha por los derechos de este colectivo. Sin embargo, Bautista reconoce que la inscripción al IMSS avanza lentamente debido a factores culturales y económicos.
«Muy poca gente está incorporando a las trabajadoras, es un tema cultural que va a ir cambiando poco a poco», señala Bautista. La falta de información, el temor a los costos y la costumbre de no formalizar el trabajo son algunos de los obstáculos que dificultan el acceso a la seguridad social. Bautista aboga por un cambio de mentalidad y por políticas públicas que empoderen a las trabajadoras del hogar para exigir sus derechos sin miedo.
El futuro del trabajo del hogar: digitalización y reivindicación
El futuro del trabajo del hogar se vislumbra en la digitalización y la reivindicación de los derechos laborales. La tecnología puede facilitar el acceso a la información, la contratación formal y la gestión de los derechos laborales. Sin embargo, es fundamental que estos avances tecnológicos se acompañen de un cambio cultural que reconozca el valor del trabajo del hogar y garantice la igualdad de oportunidades para todas las trabajadoras.
Concepción Peralta Silverio (2024) concluye que es hora de valorar a las trabajadoras del hogar y reconocer su contribución a la sociedad. Son ellas quienes nos liberan de las tareas domésticas para que podamos dedicarnos a otros roles de nuestra vida. Su bienestar debe ser una prioridad, y su lealtad y honestidad deben ser recompensadas con un trato justo y digno.