El morbo en la actualidad: una obsesión por la violencia y el sufrimiento

El morbo, ese insaciable apetito por lo sensacionalista y truculento, no es un concepto nuevo. Sin embargo, en las últimas décadas, ha adquirido una nueva dimensión, convirtiéndose en una obsesión por la violencia y el sufrimiento.

Según estudios de mercado, los medios audiovisuales han detectado que el morbo supremo de los espectadores se concentra en la sanguinolencia, las violaciones, las palizas, los incestos, los asesinatos, los secuestros y la violencia extrema. Este tipo de contenido, que antes se relegaba a las horas nocturnas, ahora ocupa un lugar destacado en las mañanas televisivas, atrayendo a una audiencia compuesta principalmente por jubilados, amas de casa y personas de la tercera o cuarta edad.

¿A qué se debe esta fascinación por el horror? Los expertos apuntan a una combinación de factores, entre los que destacan el sentimiento de seguridad que experimentan los espectadores al presenciar el sufrimiento ajeno desde la comodidad de sus hogares, y la adicción que genera el estímulo constante de las imágenes impactantes.

La banalización del sufrimiento

El problema de esta obsesión por el morbo no se limita a su impacto en la salud mental de los individuos. También contribuye a banalizar el sufrimiento, convirtiéndolo en un espectáculo que se consume con el mismo desapasionamiento con el que se ve una película.

Los presentadores de noticias, con su tono compungido, advierten a los espectadores sobre la dureza de las imágenes que van a mostrar, pero en el fondo saben que están alimentando una adicción que no pueden saciar. El morbo se ha convertido en un negocio lucrativo, y los medios están dispuestos a cualquier cosa para mantener a sus espectadores enganchados.

La responsabilidad de los medios de comunicación

Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en este asunto. Son ellos quienes deciden qué contenidos ofrecer a la audiencia, y tienen la obligación de hacerlo de manera responsable y ética.

En lugar de seguir alimentando la obsesión por el morbo, los medios deberían promover contenidos que fomenten valores positivos y que contribuyan a construir una sociedad mejor. El sensacionalismo y la violencia no sólo son perjudiciales para los individuos, sino también para la sociedad en su conjunto.

Es hora de que los medios de comunicación empiecen a tomar conciencia de su papel en la propagación del morbo y de que adopten medidas para reducir su impacto negativo en la sociedad.