La extraordinaria interpretación de la Segunda Sinfonía de Mahler, más conocida como Resurrección, por parte del maestro Gustavo Dudamel y más de 200 artistas, ha dejado una huella imborrable en el Palau de la Música de Valencia. Este concierto benéfico, celebrado el pasado lunes, tenía como objetivo recaudar fondos para las bandas de música afectadas por las inundaciones causadas por la dana, que se cobraron 127 vidas el 29 de octubre.

El poder transformador de la música

El trompetista Pacho Flores, residente en Mislata, fue el impulsor de este emotivo evento. Tras recibir un cálido aplauso solidario en un concierto en Estados Unidos, se puso en contacto con su amigo y colega Dudamel, quien aceptó dirigir la orquesta sin dudarlo.

Dudamel, que desde que ganó el Concurso de Dirección de Orquesta Gustav Mahler de Bamberg en 2004 ha hecho de la música del compositor austriaco una de sus señas de identidad, dirigió la orquesta sin partitura, expresando la composición con todo su cuerpo.

El carisma del director logró sacar lo mejor de los músicos de las orquestas de Valencia y de la Comunitat Valenciana, así como del Cor de la Generalitat. El público, emocionado, estalló en júbilo al finalizar el impresionante último movimiento de Resurrección.

Un concierto solidario

Además de la extraordinaria interpretación musical, el concierto contó con un marcado carácter solidario. Las 32 sociedades musicales afectadas por las inundaciones recibieron el apoyo de la recaudación del evento, que contó con la presencia de autoridades como la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Susana Camarero, y el vicepresidente para la Reconstrucción, Francisco José Gan Pampols.

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ejerció de anfitriona del concierto, organizado por el Ayuntamiento y la Generalitat valenciana. Sin embargo, el presidente valenciano, Carlos Mazón, no asistió, restringiendo sus comparecencias en público tras los abucheos e insultos por su gestión de la dana en diversas localidades.

Un preludio lleno de esperanza

El concierto del lunes tuvo un preludio un día antes en la pedanía valenciana de Castellar-l'Oliveral. Dudamel dirigió algunas piezas del repertorio ofrecido por 150 intérpretes de las bandas de música de las poblaciones damnificadas. Allí, incidió en "el poder transformador, único y maravilloso de la música" como "un elemento de aliento, esperanza e inspiración, especialmente en momentos complejos y de dificultad".