Carlos Santana, un guitarrista virtuoso, aprendió su oficio con Javier Bátiz, un músico de Tijuana. Bátiz reconoció el extraordinario talento de Santana y le enseñó una técnica única que lo ayudaría a desarrollar su estilo característico.

Aprendiendo de un Maestro

A finales de la década de 1950, Javier Bátiz, de tan solo 14 años, ya era un guitarrista consumado. Solía tocar en clubes nocturnos de Tijuana y, cada domingo por la tarde, iba a un parque a deleitar a los transeúntes con su música.

Fue en una de esas tardes cuando conoció a un joven Carlos Santana, de solo 11 años, que estaba ansioso por aprender a tocar la guitarra.

La madre de Santana se acercó a Bátiz y le pidió que le enseñara a su hijo. Bátiz quedó impresionado con la habilidad de Santana para comprender el instrumento y su deseo de desarrollar su propio estilo.

Una Técnica Única

La técnica que Bátiz le enseñó a Santana implicaba colocar las notas de la escala pentatónica sobre un bajo honky tonk. Esta técnica le dio a Santana su sonido característico, que más tarde se convertiría en un sello distintivo de su música.

Bátiz describió a Santana como un "genio" y reconoció su talento innato. El joven guitarrista absorbió las enseñanzas de su maestro y las utilizó para crear su propio sonido único.

El Legado Continúa

Carlos Santana se convirtió en uno de los guitarristas más exitosos e influyentes de todos los tiempos. Su dominio del instrumento y su estilo único le han valido numerosos premios, incluido un premio Grammy Lifetime Achievement Award.

El legado de Javier Bátiz como maestro de Carlos Santana continúa inspirando a los guitarristas de todo el mundo. Su técnica y su creencia en el talento de Santana allanaron el camino para el ascenso de uno de los mejores guitarristas del mundo.