Hablemos del gusto por los dramas coreanos. Recuerdo que el primero que vi fue a los 15 años, más o menos. Era fin de semana, acabábamos de cambiar de casa y me puse a ver televisión. Pasando canales me llamó la atención una escena y desde ahí, no paré. El drama es un clásico y se llama You are beautiful. Después, seguí con Inheritors, luego con Boys over flowers y la cuenta sigue… De mis favoritos, si me preguntan. Aunque de los recientes amé Start up, King the land, Itaewon Class, True Beauty, algunos los he repetido mínimo unas 3 veces.
He visto cantidad de dramas coreanos y algunos chinos. Todos de amor y uno que otro con acción, pero siempre, con su toque de humor, amor cliché y a veces machista. Debo aceptar que al principio me daba un poco de vergüenza aceptar que me gustaban porque siempre ha habido cierto recelo y juzgamiento hacia este tipo de contenido, aunque hoy en día ha ganado mucha popularidad gracias a las redes sociales y a las plataformas de streaming que se están llenando de plata con cada producción asiática que agregan.
A mí me encanta que ahora pueda verlos en Netflix o HBO y no en aplicaciones de dudosa procedencia, me gusta la trama y la forma en la que nos envuelven a través de los colores, la arquitectura y los paisajes. Dependiendo de lo que quieran relatar, puede verse todo muy blanco, con muchas flores o, por el contrario, con muchos edificios. Saben cómo llegarle al público que es demasiado diverso. Desde adolescentes hasta señoras amas de casa. Acá entre nos, hasta mi novio se ha visto un par (porque yo se lo pedí, pero cuenta).
Hubo una época en la que me daban las 3 de la mañana viéndolos, estaba deprimida. Eran mi escape de la realidad, no tenía que pensar en nada, ni siquiera levantarme de la cama. Me subían la dopamina y así pasaba los días. Una época dura en la que estaba tan ensimismada que mi única compañía era un televisor o la pantalla de mi celular. Tal vez por eso me siguen gustando, solo que ya no como antes. Porque ahora no son lo único que tengo y el tiempo lo invierto en otras actividades.
Hay algo que no me gusta de todo esto de la popularidad que ha ganado la cultura coreana gracias a los dramas y a la música: la sobrevaloración. Los coreanos no son perfectos y están muy lejos de serlo. Tampoco son como nos los pintan en las series, pero he visto muchas adolescentes idealizando las relaciones por aplicaciones de citas con hombres que ni siquiera saben si son reales, solo porque son asiáticos. Es muy peligroso.
Por otro lado, la ciudad está llena de restaurantes con esta temática en los que idolatran una cultura que no cobra el agua y en Bogotá te sacan hasta 10 mil por una botella. Es más, hace poco fui a un restaurante que me encanta y ahora hay que pagar para entrar…
En fin, volviendo al tema de los dramas coreanos, véanse todos los que quieran. En serio hay producciones muy buenas, los capítulos son largos, algunos lentos, pero valen la pena. Dense la oportunidad si no lo han hecho y siempre tengan claro que no hay que idealizar lo que no conocemos. Una cosa es la realidad y otra la ficción.