El IPN desarrolla electrodos accesibles para tratar pacientes con Parkinson

El Instituto Politécnico Nacional (IPN) está trabajando en el desarrollo de electrodos ultrafinos para mejorar la funcionalidad y la calidad de vida de las personas que padecen Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que suele manifestarse con temblores, rigidez, lentitud y alteraciones de la marcha.

El doctor Christopher René Torres San Miguel, responsable del proyecto de investigación que se lleva a cabo en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) Unidad Zacatenco, señala que el coste de los electrodos que se utilizan actualmente para aplicar este tipo de terapia oscila entre 600.000 y 700.000 pesos, lo que limita la disponibilidad del tratamiento.

Por ello, destaca el papel que puede desempeñar el Politécnico en la creación de electrodos a precios asequibles, lo que ampliaría los beneficios a un mayor número de personas de escasos recursos que padecen Parkinson, epilepsia, dolor crónico y trastornos psiquiátricos, afecciones en las que también es útil el dispositivo.

Para llevar a cabo el proyecto, el doctor Christopher Torres, especialista en ingeniería mecánica adscrito al Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII), ha colaborado con el doctor Fiacro Jiménez Ponce, médico egresado de la Escuela Superior de Medicina (ESM) del IPN y neurocirujano con amplia experiencia en la implantación de electrodos de estimulación cerebral profunda.

Estimulación cerebral profunda para el Parkinson

El doctor Torres explica que la estimulación de la región cerebral relacionada con el control del temblor, la rigidez, la lentitud y la marcha de las articulaciones, características del Parkinson, consigue armonizar los movimientos mediante la emisión de impulsos eléctricos.

Para ello, se necesita un electrodo implantado en una zona cerebral específica, que posteriormente se conecta a un estimulador, similar a un marcapasos, que se inserta debajo de la clavícula en el tórax.

Electrodos ultrafinos

El doctor Torres detalla que la medida ideal de los electrodos es de 0,2 milímetros. Mediante los ensayos realizados hasta ahora, han conseguido fabricarlos de 0,6 milímetros, una dimensión que pretenden mejorar utilizando moldes especiales que permitirán darles el grosor adecuado.

Cuanto más fino sea el electrodo, menos invasivo será y, por tanto, menor será el riesgo de dañar el tejido cerebral al insertarlo.

Además, los electrodos son completamente flexibles, y la cánula en la que se introducen es la que les da rigidez. Están fabricados con poliamida de grado médico biocompatible y, para que tengan una buena conducción eléctrica, se colocan de cuatro a seis hilos de plata en su interior.

Actualmente, el modelo de fabricación está registrado en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y, cuando llegue el momento, se buscarán los mecanismos para transferir la tecnología a alguna empresa interesada en la fabricación de los electrodos.