Situar al ser humano en el centro de la narrativa y convertirse en una facilitadora del progreso y la riqueza es el fin último de la tecnología. Es un país con un grave problema de despoblación, con una España vaciada que busca devolver a sus pueblos la vida de antaño, la transformación digital se ha convertido en la llave para brindar una segunda oportunidad a esta parte de nuestro territorio.

La transformación digital revitaliza el emprendimiento rural

El ecosistema emprendedor español goza en la actualidad de una madurez que no podía obviar las grandes oportunidades que brinda el entorno rural, con un componente natural y cultural que deviene en materia prima de primera calidad para engendrar proyectos disruptivos muy competitivos.

No se trata solo de alcanzar la rentabilidad -que también, por supuesto, como toda iniciativa empresarial que se precie-, sino de apoyarse en el valioso capital intangible que brindan estas áreas despobladas y que convierten a un emprendedor en un activo muy valioso para todas y cada una de las personas que las habita.

Emprendedores que luchan contra la despoblación

Conseguir que estas familias quieran seguir vinculadas al territorio y que muchas otras acudan también allí para desarrollar sus proyectos profesionales y de vida es lo que paso a paso, sin prisa pero sin pausa, está logrando una nueva hornada de startups españolas a la que pertenecen Alexia, Abe y Ágata.

Los tres pertenecen al programa Tierra de Oportunidades de CaixaBank y forman parte de los proyectos de emprendimiento premiados de la edición del año pasado. Reconocen que la experiencia ha supuesto un antes y un después para sus negocios.

Alexia Lozano y LaCabrera

Lejos de mitificar la labor en las zonas rurales, los tres son conscientes de la dureza que conlleva construir desde abajo un proyecto de emprendimiento allí, aunque también sostienen sin titubeos que lo que reciben supera con creces cualquier sufrimiento.

Bien lo sabe Alexia Lozano, impulsora de LaCabrera, empresa ubicada en Otero de Herreros, provincia de Segovia. Se trata de un proyecto de ganadería caprina y producción láctea que, además de dedicarse a la producción, se involucra en la educación de oficios tradicionales.

Abe Ripoll y Tierra de Arte

Pero las incógnitas comienzan a disiparse cuando uno se acerca a los lazos -no siempre visibles a simple vista- que atan a estos pequeños empresarios con el territorio. Abe Ripoll, de Tierra de Arte, en Sant Jordi, provincia de Castellón es el caso paradigmático.

Es difícil superar el poder motivacional que hay tras su iniciativa emprendedora. Tierra de Arte es un proyecto familiar de alquiler vacacional único, ubicado en uno de los emplazamientos naturales más icónicos de la montañosa provincia de Castellón, que ofrece estancias rústicas y sostenibles en alojamientos singulares en plena naturaleza.

Ágata Szyplinska y Eco Rico Vegano

La misma idea comparte Ágata Szyplinska, de Eco Rico Vegano, en Santa María de Guía de Gran Canaria (Las Palmas).

Eco Rico Vegano está centrado en la fabricación y venta de comidas veganas elaboradas a partir de las verduras cultivadas en su propia finca. La misión de Eco Rico es brindar a los clientes comidas saludables, preparadas con vegetales de la más alta calidad cultivados en una finca local y preparados por una chef experimentada.

Los beneficios superan las dificultades

Sin embargo, la calidad de vida de estos entornos, el sentimiento de formar parte de una comunidad que crece al calor de estos proyectos y el cariño de los vecinos -la parte emocional y humana es vital en este tipo de iniciativas- es el mejor acicate para que estos emprendedores sigan adelante.

En la balanza, a Abe Ripoll también le pesan más los puntos a favor de su apuesta profesional y vital en Sant Jordi (Castellón), lo cual no le impide denunciar que la burocracia a la que son sometidas estas iniciativas y que lastran su crecimiento.

La burocracia, un obstáculo para el emprendimiento rural

Los tres emprendedores consultados por esta redacción valoran lo que ha supuesto ser seleccionados por el programa de CaixaBank y cómo la experiencia ha servido para consolidar su iniciativa y abrirles puertas en la siempre compleja tarea de escalar sus proyectos.

Este año, el programa se consolida, amplía su cobertura geográfica y su dotación económica, de manera que, en la edición 2024, tiene previsto llegar a más de 40 provincias mediante convenios con los Grupos de Desarrollo Rural de diferentes comarcas españolas, así como entidades sociales que trabajan para evitar la despoblación.