El almidón: un nuevo factor a considerar en la salud dental
Durante décadas, el azúcar ha sido señalado como el principal enemigo de la salud dental. Sin embargo, una reciente investigación llevada a cabo en la Universidad de Cornell, Estados Unidos, está revolucionando esta creencia. El estudio sugiere que el almidón, presente en alimentos básicos como el pan, el arroz y las patatas, también estaría jugando un papel significativo en la formación de caries, especialmente en ciertos individuos.
Según Carolina García, periodista de El Imparcial, esta nueva perspectiva está llevando a los expertos a reconsiderar las recomendaciones de higiene bucal y a explorar la posibilidad de una salud dental personalizada basada en la genética.

¿Cómo el almidón estaría afectando nuestros dientes?
El estudio se centra en el gen AMY1, responsable de la producción de amilasa salival, una enzima crucial para descomponer el almidón en azúcares simples en la boca. Estos azúcares, al igual que los provenientes del azúcar común, crean un ambiente favorable para el crecimiento de bacterias dañinas que contribuyen a la formación de caries.
Angela Poole, profesora de nutrición molecular y autora principal del estudio, explica que tradicionalmente el azúcar era considerado el principal culpable de la caries, pero ahora se sabe que el almidón también influye dependiendo de la carga genética de cada persona. «Aún nos queda mucho por descubrir sobre la interacción entre la dieta, la genética y la salud oral», concluye Poole.

La influencia del gen AMY1: no todos somos iguales
La clave reside en la cantidad de copias del gen AMY1 que posee cada persona. Algunos individuos tienen solo dos copias, mientras que otros pueden llegar a tener hasta veinte. Aquellos con más copias descomponen el almidón de manera más eficiente, generando una mayor cantidad de azúcares en la boca y, por ende, un mayor riesgo de caries. Por el contrario, las personas con menos copias de AMY1 producen menos amilasa, lo que ralentiza la descomposición del almidón y disminuye el riesgo de problemas dentales asociados a su consumo.
El microbioma oral: un ecosistema en equilibrio
El estudio también destaca la influencia del gen AMY1 en la composición del microbioma oral, la comunidad de microorganismos que habita en nuestra boca. Las personas con más copias de este gen tienden a presentar niveles más altos de bacterias como Streptococcus y Porphyromonas endodontalis, que se alimentan de los azúcares liberados por el almidón y pueden provocar caries e infecciones dentales.
En contraste, bacterias potencialmente beneficiosas como Atopobium y Veillonella son menos abundantes en estos individuos, desequilibrando el ecosistema oral y favoreciendo la aparición de problemas dentales.
Un vistazo a la evolución: el almidón como ventaja y desventaja
Los investigadores observaron que la cantidad de copias de AMY1 varía entre diferentes poblaciones humanas. Aquellas con una larga historia de agricultura y dietas ricas en almidón suelen tener más copias de este gen, lo que sugiere que, en el pasado, una mayor capacidad para descomponer el almidón pudo haber sido una ventaja evolutiva, especialmente en tiempos de escasez de alimentos.
Sin embargo, en la actualidad, esta característica podría representar un mayor riesgo para la salud dental si no se acompaña de una higiene bucal adecuada. Lo que en su momento fue una ventaja para la supervivencia, hoy puede ser un factor de riesgo debido a la constante disponibilidad de alimentos ricos en almidón y a los hábitos de higiene oral.
Hacia una salud dental personalizada
Los expertos están sugiriendo que las recomendaciones de higiene bucal podrían comenzar a considerar el almidón como un factor de riesgo adicional, dependiendo del perfil genético de cada persona. Para aquellos con un alto número de copias de AMY1, podría ser recomendable:
- Cepillarse los dientes inmediatamente después de consumir alimentos ricos en almidón.
- Usar enjuagues bucales con fluoruro.
- Consultar con un odontólogo sobre la posibilidad de realizar pruebas genéticas para evaluar su predisposición a caries.
Aunque estas pruebas aún no son accesibles para el público en general, el avance en la investigación genética estaría allanando el camino hacia una salud dental personalizada basada en el ADN de cada individuo. El futuro de la odontología podría estar en pruebas genéticas que permitan recomendar cuidados específicos basados en el perfil genético de cada persona.
Consideraciones finales
Esta investigación de la Universidad de Cornell está abriendo un nuevo capítulo en la comprensión de la salud dental, revelando la importancia del almidón y la influencia de la genética en la formación de caries. A medida que la ciencia avanza, es probable que veamos recomendaciones de higiene bucal más personalizadas y adaptadas a las necesidades individuales de cada persona.