El últimas investigaciones muestran que la brecha en la esperanza de vida entre hombres y mujeres en Estados Unidos ha estado aumentando durante más de una década. Según un estudio liderado por la Escuela de Salud Pública de Harvard y la Universidad de California en San Francisco, la diferencia se ha ampliado a 5.8 años en 2021, la mayor desde 1996. El aumento de la brecha se atribuye principalmente a la pandemia de COVID-19, que ha afectado de manera desproporcionada a los hombres.
Otro factor que contribuye a la disminución de la esperanza de vida en Estados Unidos son las 'muertes de desesperación', que incluyen suicidios, trastornos por uso de drogas y enfermedades hepáticas relacionadas con el consumo de alcohol. Estas muertes a menudo están vinculadas a dificultades económicas y problemas de salud mental.
Los hombres también tienen tasas de mortalidad más altas por enfermedades crónicas, como enfermedades metabólicas y trastornos mentales. Estas condiciones son en gran medida prevenibles, lo que plantea interrogantes sobre la necesidad de desarrollar atención especializada en salud mental y otras áreas para abordar esta tendencia preocupante.
Es importante realizar un seguimiento de estas tendencias a medida que la pandemia disminuye y tomar medidas significativas en prevención y atención para evitar que esta disparidad en la esperanza de vida se profundice. Esto implica invertir en mejoras en la salud pública, programas de prevención y atención médica para abordar las causas subyacentes de la disminución de la esperanza de vida en hombres y mujeres.
El estudio no proporciona información específica sobre las diferencias raciales o étnicas, un área que requiere una investigación adicional. También es importante destacar que la esperanza de vida de los hombres afroamericanos es significativamente más baja que la de los hombres blancos, lo que subraya la necesidad de considerar las disparidades raciales en la salud al abordar esta brecha de género en la esperanza de vida.