¿Un Capibara en Casa? El auge de una moda exótica en México

Los capibaras, esos adorables roedores gigantes originarios de Sudamérica, están ganando popularidad en todo el mundo. Desde cafés temáticos en Tokio hasta memes virales en internet, estos animales parecen estar en todas partes. Sin embargo, la creciente fascinación ha llevado a algunos a considerar la posibilidad de tener un capibara como mascota. ¿Es esto realmente viable en México? La respuesta, según los expertos, es un rotundo no, y aquí te explicamos por qué.

El encanto de los capibaras

Leire, una niña de 8 años, es solo una de las muchas personas que han caído bajo el hechizo de los capibaras. Como señala Hernández (2024), la fascinación se ha extendido a diversos productos y hasta películas. Su experiencia refleja una tendencia creciente: el deseo de poseer un animal que parece tranquilo y amigable. Pero, ¿qué implica realmente tener un capibara como mascota en México?

Razones para no tener un capibara como mascota

Adriana Celada, bióloga y consultora de Animal Heroes, advierte sobre los riesgos de convertir a estos animales silvestres en compañeros domésticos. Según Celada (como se cita en Hernández, 2024), «proyectar o trasladar esa característica del animal hacia nosotros poseyéndolo» es una idea equivocada. Aquí hay algunas razones clave:

  • Necesidades sociales: Los capibaras son animales sociales que viven en grupos de 10 a 100 individuos. Mantener uno solo atenta contra su bienestar emocional y social.
  • Espacio y hábitat: Requieren grandes extensiones de terreno con acceso a agua, ya que son semiacuáticos. Un lago o estanque es esencial para su bienestar.
  • Alimentación: Un capibara adulto consume entre 4 y 7 kilos de hierba fresca, plantas acuáticas, juncos, frutas y verduras diariamente.
  • Atención veterinaria especializada: Encontrar un veterinario con experiencia en el cuidado de capibaras en México es extremadamente difícil y costoso.

La legalidad y el tráfico ilegal

Aunque en México no existe una ley que prohíba explícitamente tener un capibara como mascota, se requiere un permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Sin embargo, Celada (citada en Hernández, 2024) critica este proceso, argumentando que «permitir su adopción sin tener la capacidad institucional para dar seguimiento a esos permisos que se dieron tiene consecuencias muy graves». El alto costo de los criaderos regulados también fomenta el tráfico ilegal, poniendo en riesgo tanto a los animales como a las personas.

El peligro para los ecosistemas

El abandono de capibaras puede tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente. Como explica Hernández (2024), estos animales pueden convertirse en especies invasoras, desplazando a las especies nativas y alterando los ecosistemas. Celada recuerda el caso de las tortugas abandonadas que afectaron los ecosistemas de Chapultepec y Xochimilco, advirtiendo que lo mismo podría ocurrir con los capibaras.

Alternativas responsables

La bióloga subraya que los perros y gatos son considerados animales de compañía debido a un largo proceso de domesticación. Adoptar un perro o gato implica un compromiso significativo en términos de espacio, tiempo y recursos financieros. Hernández (2024) explica que mantener a un animal de compañía implica cubrir gastos de alimentación y veterinarios, representando un costo considerable. En lugar de buscar mascotas exóticas, es crucial considerar las responsabilidades inherentes a la adopción de animales domésticos.

Reflexiones finales

Antes de dejarse llevar por el encanto de los capibaras, es fundamental considerar las implicaciones éticas y prácticas de tener un animal silvestre como mascota. «A veces, lo mejor que podemos hacer por un animal es amarlo… desde la pantalla de nuestro celular» (Hernández, 2024). Admirar a estos adorables gigantes desde la distancia, ya sea en documentales, áreas naturales o a través de memes, es la opción más sensata y responsable.