Carlos Lamela, el arquitecto que vuela alto

Carlos Lamela, madrileño de 1957, dirige el Estudio Lamela, uno de los grandes despachos de arquitectura de España fundado hace más de 60 años por su padre, Antonio Lamela. Se define como una persona educada, tranquila, ordenada y feliz, apasionada por la arquitectura y la aviación.

Un arquitecto con principios

Para Lamela, la felicidad es un concepto objetivo con patrones definidos. Todos encontramos la felicidad en el bienestar, la salud, el entorno familiar y personal, y un trabajo satisfactorio. Considera que la educación es fundamental, y aunque cree que el concepto ha variado con el tiempo, la media es positiva. No duda en llamar la atención a quienes pierden las formas, pero siempre de forma educada. Es una persona tranquila que huye de los conflictos y se siente afortunado por estar rodeado de gente extraordinaria.

Proyectos y pasiones

Entre los proyectos que se le resisten, Lamela destaca un gran edificio en altura. Ha realizado varios proyectos de edificios de 200 metros, pero por diversos motivos no han llegado a ejecutarse. En cuanto a los países que conoce, Lamela ha visitado 70, la mitad por trabajo y la otra mitad por placer. No establece una frontera entre su vida personal y laboral, ya que la arquitectura inunda su vida y viceversa.

Al planear un viaje, se fija principalmente en la arquitectura, prefiriendo las ciudades a los paisajes naturales. Su próximo destino es Canadá, que aún no conoce. También tiene pendiente Bulgaria, Rumanía, Eslovenia y el Transiberiano de Moscú a Pekín.

Orden y tranquilidad

Lamela es una persona ordenada. El orden le sale de forma natural y no le ocupa tiempo. Es meticuloso en su organización, colocando los objetos incluso mientras habla. Le molesta el desorden y le genera estrés. También cuida mucho la limpieza de su coche.

Amigos y aviación

Lamela tiene muchos y buenos amigos desde el colegio. La amistad es muy importante para él y agradece el cariño que recibe. Uno de sus hobbies es la aviación. Desde pequeño le fascinaban los aviones. A los 30 años empezó a volar en ultraligeros, pero tras un accidente de dos profesores, le cogió respeto. A los 40 años, se sacó el título de piloto privado.

Lamela sigue volando y sus vacaciones giran en torno a sus vuelos. Para él, Italia es un país fundamental, donde se siente como en casa. También ha producido una película, "García y García", estrenada en 2021, que considera una experiencia enriquecedora que le ha permitido descubrir las similitudes entre construir un edificio y hacer una película.