Diego Casanova, 'El Matapresos': Un nombre que siembra el terror en las cárceles de Mendoza
En las prisiones de Mendoza, un nombre evoca temor y brutalidad: Diego Roberto Casanova, conocido infamemente como "El Matapresos". Este individuo, actualmente de 45 años, se está consolidando como una figura aterradora dentro del sistema penitenciario argentino. Su historia, según informa Clarín (2024), está marcada por una escalada de violencia que comenzó con un robo y asesinato, y que luego se transformó en una serie de homicidios dentro de la cárcel.

El inicio de una vida criminal
Originario del barrio Tropero Sosa de Maipú, Casanova está transitando una adolescencia turbulenta, inmersa en robos y asaltos que, lamentablemente, culminaron en homicidios. Su historial delictivo se inicia formalmente en octubre de 2004, tras un violento asalto en el barrio México de Maipú. Junto a un cómplice, irrumpió en la vivienda de Mario Quevedo, un jubilado de 67 años, quien fue brutalmente apuñalado hasta la muerte. Antes de escapar, Casanova intentó ocultar el crimen colocando el cuerpo en un sillón y cubriéndolo con una manta, simulando que el anciano dormía (Redacción Clarín, 2024). Sin embargo, una niña de 12 años descubrió el macabro escenario al observar por una ventana.
Ascenso a la notoriedad criminal dentro del penal
Condenado a 20 años de prisión por el asesinato de Quevedo, Casanova fue trasladado al penal de Boulogne Sur Mer, donde su comportamiento se volvió aún más siniestro. En 2006, participó en el asesinato de dos internos, Diego Ferranti y Gerardo Gómez, quienes planeaban testificar sobre un motín. Ambos hombres fueron apuñalados y sus cuerpos, envueltos en frazadas, fueron descubiertos posteriormente. Este acto marcó el inicio de su escalofriante prontuario carcelario, según Clarín (2024).

El modus operandi del 'Matapresos'
El tercer homicidio de Casanova ocurrió en noviembre de 2006, cuando atacó a José Manuel Cruz mientras dormía, apuñalándolo hasta la muerte. Repitiendo su característico modus operandi, envolvió el cuerpo en una frazada. Este crimen le valió una condena adicional de 12 años. En abril de 2010, en el penal de Cacheuta, Casanova participó en el asesinato de Darío Vega González, un condenado por abuso sexual. Junto a dos cómplices, simuló un motín y asesinó a Vega González con diez puñaladas. Este acto le significó una nueva condena a cadena perpetua (Redacción Clarín, 2024).
El quinto asesinato y la consolidación de su reputación
El 29 de mayo de 2016, en el penal de Almafuerte, Casanova cometió su quinto asesinato, acabando con la vida de su compañero de celda, Andrés Peñaloza. Utilizando un caño de la cabecera de la cama, le propinó un golpe mortal en la cabeza. Su indiferencia ante el hecho es impactante: durante el interrogatorio, mostró mayor preocupación por la visita que recibiría ese día, sin importarle que su ropa estuviera manchada con sangre y sesos de su víctima (Clarín, 2024). La frialdad y la falta de remordimiento son rasgos distintivos de su perfil criminal.
Una vida de violencia y aislamiento extremo
A lo largo de su tiempo en prisión, Casanova ha estado involucrado en al menos 67 riñas y conflictos graves. En 2012, durante una pelea en el penal de San Felipe, perdió la visión de su ojo izquierdo tras ser apuñalado por otro interno, ganándose el apodo de “El Tuerto”. Su comportamiento agresivo y su historial de violencia lo han llevado al aislamiento extremo. Apenas recibe la visita de sus padres y no puede compartir celda con ningún otro recluso (Redacción Clarín, 2024). Su reputación como un asesino implacable y su incapacidad para controlar su violencia lo han convertido en un paria dentro del sistema penitenciario.
Implicaciones para el sistema penitenciario argentino
El caso de Diego Casanova, "El Matapresos", está exponiendo las deficiencias del sistema penitenciario argentino en la gestión de internos violentos y peligrosos. Su historial de crímenes dentro de la cárcel está planteando serias preguntas sobre la seguridad, la rehabilitación y la capacidad de las instituciones para contener a individuos con tendencias psicopáticas. La falta de control sobre Casanova no solo pone en riesgo la vida de otros reclusos, sino que también desafía la capacidad del sistema para garantizar la seguridad y el orden dentro de sus muros.
Clarín (2024) está destacando que la historia de Casanova es un sombrío recordatorio de los desafíos que enfrenta el sistema penitenciario argentino y la necesidad urgente de implementar medidas más efectivas para prevenir la violencia y proteger a todos los internos.
Referencias
- Redacción Clarín. (2024). Diego Casanova “El Matapresos”: La vida y crímenes de un notorio asesino argentino. Clarín. Recuperado de [URL del artículo]