El ajenjo: una hierba con siglos de tradición medicinal y cultural

El ajenjo, científicamente conocido como Artemisia absinthium, es una planta que ha cautivado a la humanidad durante siglos. Originaria de las regiones templadas de Europa, Asia y África del Norte, esta hierba perenne ha sido un pilar tanto en la medicina tradicional como en la cultura popular, aunque no sin controversias.

Desde la antigüedad, el ajenjo ha sido valorado por sus supuestas propiedades medicinales. Los griegos y romanos lo usaban para tratar diversas afecciones, desde problemas digestivos hasta parásitos intestinales. Sus hojas y flores, de un distintivo color gris verdoso y pequeñas flores amarillas, son ricas en compuestos bioactivos asociados con propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas.

El célebre médico griego Dioscórides (siglo I d.C.) señaló hace dos milenios varias de las propiedades medicinales del ajenjo que aún hoy se aprecian. La actividad terapéutica de esta planta reside principalmente en su aceite esencial, que posee acción colerética, antihelmíntica, antibacteriana, además de emenagoga, vermífuga y favorecedora de las funciones digestivas.

Estudios científicos sobre el ajenjo

En la actualidad, el ajenjo continúa siendo objeto de estudios científicos debido a su compleja composición química. Entre sus compuestos bioactivos se encuentran la tuyona y el tuyol, conocidos por sus efectos neuroactivos.

Además, contiene azulenos con propiedades antiinflamatorias y carotenoides, importantes antioxidantes. También están presentes los flavonoides, conocidos por sus beneficios antioxidantes y antiinflamatorios, así como la lignina y los taninos, que contribuyen a sus propiedades astringentes y antimicrobianas.

Beneficios para la salud del ajenjo

Gracias a estos compuestos, el ajenjo es conocido por su capacidad para estimular el aparato digestivo. Algunos estudios indican que consumir una infusión de ajenjo después de una comida puede aliviar la indigestión, los gases y la hinchazón. Además, esta planta posee propiedades antiinflamatorias, ya que sus compuestos pueden calmar el dolor y la inflamación en afecciones como la artritis.

Otras investigaciones sugieren que el ajenjo puede reducir naturalmente los niveles de azúcar en sangre, un aspecto crucial para la salud del páncreas, el hígado y el organismo en general. En algunos casos, esta hierba actúa como un sedante leve, ayudando a aliviar el estrés y promover el sueño, funcionando como un antidepresivo natural.

Formas de consumir ajenjo

Existen diversas formas de ingerir esta hierba. La más habitual es en infusión, utilizando sus hojas y flores. Para un litro de agua basta una cucharada de ajenjo. Como la infusión puede resultar amarga, es común agregarle algún endulzante como miel, azúcar o stevia.

El ajenjo también se emplea en la cocina, combinando sus hojas frescas o secas pulverizadas con otros alimentos para favorecer la digestión. Además, lo encontramos en aperitivos y bebidas alcohólicas como el vermut y la absenta, donde aporta su característico sabor amargo.

La absenta: la bebida espirituosa con ajenjo

Más allá de sus propiedades medicinales, el ajenjo alcanzó gran fama con la popularización de la absenta en el siglo XIX. Esta bebida espirituosa, apodada "La Fée Verte" o "El Hada Verde", se convirtió en un ícono de la bohemia artística y literaria de la época. Pintores como Vincent van Gogh y escritores como Ernest Hemingway fueron notables aficionados.

La absenta se elabora destilando ajenjo junto con otras hierbas como el anís y el hinojo, dando como resultado un licor de color verde brillante y alta graduación alcohólica. Sin embargo, la bebida también contiene tuyona, un compuesto que en altas dosis puede ser neurotóxico.

Este hecho llevó a su prohibición en muchos países a principios del siglo XX, debido a preocupaciones sobre sus efectos alucinógenos y su asociación con el "absintismo", un término acuñado para describir la adicción y los trastornos mentales supuestamente vinculados al consumo excesivo de absenta.

En resumen, el ajenjo es una planta con una larga historia de uso medicinal y cultural. Sus compuestos bioactivos le confieren numerosas propiedades beneficiosas para la salud, aunque su consumo debe hacerse con moderación debido a la presencia de tuyona.