El metano, un gas de efecto invernadero, está aumentando rápidamente en la atmósfera de la Tierra desde 2006. A diferencia del dióxido de carbono, este aumento parece ser impulsado por emisiones biológicas en lugar de la quema de combustibles fósiles. Un estudio reciente sugiere que este rápido crecimiento del metano podría indicar el inicio de una gran transición en el clima de la Tierra, con posibles consecuencias dramáticas. El metano es un gas de efecto invernadero mucho más poderoso que el dióxido de carbono, amenazando la capacidad de la humanidad para limitar el calentamiento global a niveles seguros.
Las emisiones de metano provienen tanto del uso de combustibles fósiles como de fuentes naturales, como la vegetación que se pudre en los humedales. Actualmente, el metano se encuentra en niveles superiores a 1,9 partes por millón (ppm) y sigue aumentando rápidamente. Este patrón de crecimiento se asemeja a los cambios climáticos anteriores en la Tierra durante las terminaciones glaciales e interglaciares.
Los científicos han observado indicadores de que el clima está cambiando abruptamente en la actualidad, como la desaceleración de las corrientes oceánicas, la expansión de las regiones climáticas tropicales y el aumento de los eventos climáticos extremos. A pesar de la preocupación, aún es posible frenar el aumento del metano tapando fugas en la industria del petróleo y el gas, cubriendo los vertederos con tierra y reduciendo la quema de desechos de cultivos.