Intelectuales, politólogos y medios de masas: un coctel tóxico contra la política
La politización que se vive en España no es nueva, sin embargo, esta está alcanzando niveles nunca antes vistos. El discurso del "Estado fallido", la manipulación de eslóganes o la nostalgia por regímenes pasados son algunas de las actitudes que se están presentando en la sociedad española. Los expertos señalan que este tipo de discurso, calificado como antipolítica, ha surgido en el marco de la desconfianza ciudadana hacia las instituciones y los partidos políticos.
Esta desconfianza se ha visto incrementada con la irrupción de las redes sociales, que han servido como plataforma para la difusión de bulos y noticias falsas. A esto se suma la participación de intelectuales y medios de comunicación que han contribuido a amplificar este tipo de discursos.
El papel de los intelectuales
Algunos intelectuales han utilizado su influencia para difundir mensajes antipolíticos, aprovechando el creciente malestar social. Tal es el caso del escritor Arturo Pérez-Reverte, quien ha llegado a comparar la situación actual de España con la de Somalia, un país considerado un "Estado fallido".
Los medios de comunicación y el auge de la antipolítica
Los medios de comunicación también han jugado un papel importante en el auge de la antipolítica. La búsqueda de audiencia ha llevado a algunos programas de televisión a dar voz a personajes extremistas y a difundir informaciones falsas. El programa "Horizonte", de Cuatro, es un ejemplo de ello, ya que ha sido acusado de mentir sobre las supuestas víctimas de las inundaciones de Valencia.
Las consecuencias de la antipolítica
La antipolítica tiene graves consecuencias para la democracia. Al debilitar la confianza en las instituciones y los políticos, dificulta la resolución de problemas complejos y puede llevar a una polarización de la sociedad.
¿Cómo frenar la antipolítica?
Los expertos coinciden en que frenar la antipolítica es un reto complejo. Sin embargo, señalan que es necesario recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones, promover una cultura democrática y combatir la desinformación.
"No hemos sido capaces de entender la profundidad del fenómeno, y contemplarlo desde un desdén moral no sirve para neutralizarlo, lo alimenta. Tenemos que pararnos y pensar cómo frenar ese tsunami de desinformación y antipolítica. Es el gran reto que tenemos por delante". José María Lassalle, profesor de Filosofía del Derecho y exdiputado del PP.