El estrés postraumático de la DANA

El lodo y la devastación que dejó a su paso la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) en la Comunidad Valenciana el pasado mes de octubre no solo ha causado daños materiales, sino que también ha dejado profundas heridas emocionales en las personas afectadas.

Psicólogos voluntarios atienden a cientos de personas en la zona arrasada, donde los ansiolíticos y las pastillas para dormir se han convertido en los medicamentos más demandados.

Los síntomas del trastorno de estrés postraumático

Elisa, una mujer de 60 años que vive en Sedaví, una de las localidades más afectadas por la DANA, es una de las muchas personas que está sufriendo los efectos del estrés postraumático. Cuando intenta dormir, ve muertos que le piden ayuda mientras se ahogan en el lodo. Se despierta llorando, desconsolada, preguntándose por qué tanto dolor y tanta tragedia.

Elisa no está perdiendo la cabeza. Está desarrollando los síntomas más comunes del trastorno de estrés postraumático tras una gran catástrofe: imágenes recurrentes, pensamientos distorsionados y negativos, recuerdos en bucle, ansiedad, dificultad para dormir, cansancio, sentimiento de culpa y de vergüenza, ira y ataques de pánico.

Estos síntomas se están manifestando por doquier en la zona afectada y mantienen a los equipos de psicólogos muy atareados atendiendo a los cientos de casos que están surgiendo.

La importancia de la atención psicológica temprana

“Es primordial que la atención psicológica se empiece a recibir en el menor plazo de tiempo posible para atenuar los efectos postraumáticos”, apunta Mariano Navarro Serer, psicólogo clínico y experto en emergencias de la Unidad de Salud Mental del Hospital General Universitario de Valencia.

Los psicólogos explican que las personas que han vivido una experiencia traumática necesitan comprender lo que les está pasando para reducir su ansiedad. Es importante que sepan que lo que sienten es normal y que no están solos.

“Muchos se están conteniendo, pero estallarán más tarde”, advierte Fran Mendoza, psicólogo voluntario que ha atendido a decenas de casos en Sedaví.

El muro de contención de la adrenalina

La adrenalina es hoy el gran muro de contención que sostiene la vida en la zona arrasada por la DANA. Se nota en cada empujón al escobón que retira un poco de lodo de la calle, en las manos con guantes que construyen montañas de enseres embarrados frente a cada comercio y en los abrazos espontáneos entre desconocidos.

Pero cuando la adrenalina baje, cuando ya no haya lodo que barrer, habrá un vacío y será entonces cuando afloren multitud de trastornos.

“Hay muchas víctimas que todavía se encuentran en estado de shock, que no han sido capaces de tomar conciencia de su realidad”, explica Navarro Serer.

El psiquiatra Mateo Campillo, que atiende en el centro de salud de Sedaví, asegura que se ha multiplicado la demanda de ansiolíticos en la zona. “Estoy recetando varios tipos, por si ya no queda de alguno en la farmacia”, dice.

Un sistema de emergencias que ha fallado

Según Navarro Serer, a nivel de psicología de emergencias, todo ha fallado. “Los recursos que deberían haber sido activados desde el inicio no se activaron”, afirma.

El psicólogo considera que los equipos oficiales de psicólogos emergencistas de todo el país deberían haber sido movilizados para coordinar la avalancha de psicólogos voluntarios.

“Cuando los gestores de la emergencia desconocen procedimientos y actúan desde la desorganización, las actuaciones tienden al caos”, concluye Navarro Serer.