El barrio residencial del Quiñón, donde El Pocero proyectó construir una ciudad de 13.000 viviendas y que fue imagen del estallido de la burbuja inmobiliaria, resurge tras la llegada de miles de familias expulsadas del cinturón sur de Madrid.

Los orígenes de El Quiñón

En 2007, el megalómano Paco el Pocero inauguró el Quiñón, un complejo de 13.000 viviendas en medio de la nada que él había vislumbrado como la "última" ciudad de Madrid, a pesar de pertenecer a Toledo.

El proyecto fue un rotundo fracaso inmobiliario y el máximo exponente de la burbuja que estalló en España a principios de 2008.

La reactivación del Quiñón

En los últimos dos años, el Quiñón se ha reactivado hasta el punto de que, hace tres meses, las grúas, los andamios y los obreros volvieron a aparecer por el barrio para levantar un gigantesco auditorio y rematar un bloque de viviendas que se quedó a medias y que está previsto se entregue en 2026.

En este momento, las viviendas de esta ciudad dormitorio se han llenado de madrileños expulsados del cinturón sur de la comunidad. Las cifras hablan de unas 5.000 familias, 12.000 empadronados y 16.000 residentes en este espacio impersonal en medio de la nada.

Los nuevos habitantes del Quiñón

Los nuevos habitantes del Quiñón son, en su mayoría, parejas de unos 30 o 35 años con intención de formar una familia y que mantienen su trabajo en Madrid.

Atraídos por los precios asequibles de las viviendas en comparación con la Comunidad de Madrid, estos nuevos vecinos ven en el Quiñón una oportunidad para cumplir sus sueños de tener una casa propia.

Los problemas del Quiñón

A pesar de la reactivación, el Quiñón aún enfrenta algunos problemas, como la falta de servicios sanitarios. El hospital más próximo está a cuatro kilómetros, en Valdemoro, pero la gente empadronada en el Quiñón no puede acudir allí porque le correspondería el de Toledo, a 55 kilómetros.

Otro problema es el transporte público. El autobús que comunica con Madrid tiene una frecuencia de una hora y acostumbra a los retrasos.

El futuro del Quiñón

A pesar de los problemas, el Quiñón tiene un futuro prometedor. La llegada de nuevos vecinos ha revitalizado el barrio y ha atraído a empresas y negocios.

Además, el Ayuntamiento está trabajando para mejorar los servicios y las infraestructuras del Quiñón.

Todo ello hace pensar que el Quiñón seguirá creciendo y consolidándose como una ciudad dormitorio para los madrileños que buscan una vivienda asequible y una buena calidad de vida.