¿Degradación o transformación del debate político?
El presidente Sánchez ha puesto sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre el sentido y el coste personal y familiar de su continuidad al frente del Gobierno. Pero más allá de su decisión personal, este anuncio invita a plantearnos una cuestión fundamental: ¿cómo está el debate político en nuestro país?
Lamentablemente, el debate político actual se ha convertido en un ejercicio de descalificación y deslegitimación del adversario, donde se antepone el ataque personal al diálogo constructivo. Esta degradación del debate no solo daña a los políticos que son víctimas de estas imputaciones falsas, sino que también daña a la propia democracia, alejando a los ciudadanos de la política y centrando el debate en las preocupaciones de quienes aspiran al poder.
La necesidad de un debate constructivo
Frente a esta degradación, es urgente reivindicar un debate político alejado de la deslegitimación recíproca y que parta del reconocimiento del otro. Un debate donde la crítica se base en argumentos sólidos y no en descalificaciones personales, y donde el objetivo sea mejorar las decisiones o plantear alternativas reales.
Existen cuestiones fundamentales que no deben ser objeto de debate político, como los valores democráticos o el respeto al Estado de derecho. Pero dentro de este marco, es necesaria la discusión y el consenso para avanzar como sociedad.
El papel de los medios de comunicación
En este contexto, los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Deben garantizar un marco de veracidad, honestidad y respeto a los valores constitucionales. Su responsabilidad es evitar que la información se convierta en desinformación y manipulación, y promover un debate constructivo basado en hechos.
Como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de exigir un debate político de calidad, donde el respeto y la búsqueda del bien común prevalezcan sobre la descalificación y el interés partidista. Solo así podremos construir una democracia saludable y participativa, que responda a las necesidades reales de los ciudadanos.