La lectura: un hábito en declive y sus implicaciones para el cerebro y la evolución humana

En México, el promedio de lectura ha disminuido en los últimos años, pasando del 84,2% de la población en 2015 al 69,6% en 2024. Esta tendencia plantea interrogantes sobre el impacto de la lectura en nuestro cerebro y nuestra evolución como especie.

Cambios cerebrales asociados a la lectura

Estudios recientes publicados en Neuroimage han revelado que las personas con habilidades lectoras destacadas presentan diferencias anatómicas en el cerebro. Específicamente, dos áreas clave del hemisferio izquierdo del cerebro, esenciales para el lenguaje, muestran características particulares:

  1. Grosor cortical: El grosor de la corteza cerebral en estas áreas es mayor en buenos lectores.
  2. Extensión cortical: La extensión de la corteza cerebral en estas áreas también es mayor en buenos lectores.

Además, estas diferencias cerebrales están relacionadas con la mielinización, una sustancia que mejora la comunicación neuronal. Una mayor mielinización permite procesar la información lingüística con mayor rapidez y precisión.

La lectura como moldeadora del cerebro

El cerebro es un órgano maleable y la lectura puede modificar su estructura. Actividades como aprender un idioma o leer con frecuencia pueden aumentar el grosor cortical en áreas relacionadas con el lenguaje. Esto sugiere que la lectura no solo refleja las capacidades del cerebro, sino que también las moldea.

Implicaciones para la evolución humana

La lectura es una actividad esencial para el desarrollo cognitivo y la evolución humana. El declive de la lectura podría tener implicaciones negativas para nuestra capacidad de aprender, pensar y comunicarnos.

Además, la lectura fomenta la empatía, la imaginación y la creatividad, características fundamentales para el progreso de la sociedad. Si la tendencia a la baja en la lectura continúa, podríamos enfrentar desafíos para afrontar los complejos problemas que enfrenta la humanidad.

Por lo tanto, es crucial promover y fomentar la lectura desde una edad temprana. Los gobiernos, las escuelas y las organizaciones deben trabajar juntos para crear un entorno que valore y promueva la lectura como un hábito esencial para nuestro cerebro y la evolución humana.